El decálogo de San Andrés.
Al hilo de un comentario del Papa Benedicto XVI sobre el apóstol Andrés, cuya fiesta fue el 30 de noviembre.
El 14 de junio de 2006 el Papa Benedicto XVI, en sus catequesis de los miércoles, dentro del ciclo que dedicó a los Doce Apóstoles, glosó la figura de San Andrés, a quien definió como "el primer llamado", refiriéndose también a la gran devoción que le profesa la Iglesia bizantina, que le honra con este nombre. A este efecto, recordó que, en 1964, el Papa Pablo VI devolvió una reliquia de San Pedro a la Iglesia oriental, concretamente al metropolita ortodoxo de la ciudad de Patras, en Grecia, donde, según la tradición, San Andrés fue crucificado de los pies a la cabeza, en forma de X (equis).
Decálogo de rasgos de San Andrés según Benedicto XVI
1.- El primer rasgo que Benedicto XVI ponía de relieve de San Andrés era su mismo nombre. Se trata de un nombre no hebreo, sino griego, lo cual es un signo indicativo de una cierta apertura cultural de su familia.
2.- Un segundo rasgo es su preeminencia al ser citado por los evangelistas y el prestigio de que gozó entre las primerísimas comunidades cristianas.
3.- Este prestigio llevará a la tradición a considerar a San Andrés como el fundador del patriarcado de Constantinopla, tras haber evangelizado entre los griegos.
4.- Benedicto XVI subraya de San Andrés su condición de discípulo de San Juan Bautista, lo cual demuestra que buscaba, que compartía la esperanza de Israel, que quería conocer más de cerca la palabra del Señor y su presencia mesiánica y salvífica. Era, pues, un hombre religioso, un hombre de fe auténtica.
5.- San Andrés, según testimonian los Evangelios, no sólo conoció y siguió de cerca al Señor, sino que disfrutó de su intimidad y amistad más estrecha.
6.- La sexta nota característica es su misma condición apostólica y testimonial: el es quien presenta a Jesús a su hermano Pedro, entonces Simón.
7.- San Andrés estaba atento a Jesús y atento a los demás: él fue, en la escena de la multiplicación de los panes y de los peces, alertó al Señor de la presencia de un muchacho que tenía cinco panes de cebada y dos peces.
8.- Esta misma atención le llevaba al realismo como consta en el citado pasaje evangélico: "Pero, ¿qué es esto para toda esta gente?", exclamó con realismo y lógica humana.
9.- Andrés estaba abierto de corazón a las enseñanzas del Señor y le preguntaba y le cuestionaba como cuando al ver los muros que sostenían el templo (MC. 13,1-4), Jesús afirmó que de ellos no quedaría piedra sobre piedra, y le interpeló al Señor que cuándo habría de suceder esto y cuál era su significado.
10.- Poco antes de la Pasión, en Jerusalén, Andrés media ante unos griegos, quizás prosélitos o temerosos de Dios. Jesús entonces responde enigmáticamente: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. en verdad, en verdad, os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muerte, queda infecundo, pero si muere da mucho fruto". Andrés media, Andrés escucha y Andrés sirve la Palabra de Dios, que, con la frase recién citada, profetiza la muerte del Señor como semilla de vida eterna y de unión de todos los pueblos.
Por todo y de todo ello, se derivan las palabras finales de la catequesis de Benedicto XVI sobre San Andrés y que sintetizan lo que nosotros hemos presentado en forma de decálogo. Dicen así: "Que el apóstol Andrés nos enseñe a seguir a Jesús con prontitud, a hablar con entusiasmo de El a todos aquellos con los que nos encontramos, y, sobre todo, a cultivar con El una relación de auténtica familiaridad, conscientes de que sólo en El podemos encontrar el sentido último de nuestra vida y de nuestra muerte".
( Escrito por Jesús de las Heras Muela - Director de ECCLESIA ).
FUENTE : www.revistaecclesia.com/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.
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