jueves, 6 de noviembre de 2008

SAN PABLO EN LA ESCUELA DE GAMALIEL - TARCISIO CARMONA.

Pablo en la escuela de Gamaliel por Tarcisio Carmona
Sacerdote de la Sociedad de San Pablo, biblista.

Queridos hermanos, yo, Pablo de Tarso, en esta ocasión retomo el tema anterior y les comparto algunas cosas acerca de mi educación y del tiempo que pasé en Jerusalén. Siendo todavía un adolescente, mis padres decidieron enviarme a Jerusalén. Ya había recibido la formación básica en casa y en la sinagoga de Tarso, pero debía continuar aprendiendo. Así que, a pesar de la tristeza por dejar atrás mi familia y a mis amigos, me fui a vivir a Jerusalén, para estudiar bajo la guía de un reconocido Rabino, llamado Gamaliel (Hech 22,3), quien era un respetado doctor de la ley, miembro del grupo de los fariseos e integrante del Sanedrín, [órgano de gobierno interno del pueblo judío] (Hech 5,34). Durante los viajes de peregrinación que hacíamos cada año a la ciudad santa, para celebrar la Pascua, mis padres averiguaron dónde podía continuar preparándome y arreglaron todo para que Gamaliel me recibiera como su estudiante. No piensen que en aquel tiempo las escuelas eran como las de ahora, con sus grados y titulaciones; en aquel entonces se reunía un grupo de discípulos en torno a un maestro (rabí) y éste les enseñaba desde su propia experiencia y conocimiento. Nuestro libro de cabecera seguía siendo la Biblia (la ley, los profetas y los escritos), lo que los cristianos hoy en día llaman “Primer Testamento” o “Antiguo Testamento”; pero también aprendíamos sobre la ley oral, las tradiciones y la historia de Israel. La enseñanza abarcaba básicamente las siguientes áreas: 1) La Torá o Ley: Había que leer y memoriza los cinco primeros libros de la Biblia. Sobre todos los preceptos de la ley de Moisés. 2) Las tradiciones de los antiguos y la actualización de las leyes de Dios para el pueblo (orales y escritas). 3) La interpretación de la Biblia (Midrash) que consistía en aprender el método para la búsqueda del sentido que tiene la Sagrada Escritura para la vida del pueblo y de las personas. Como buen fariseo, Gamaliel era un estricto observante de la ley y de las tradiciones, y eso nos inculcaba a sus aprendices; pero también era un excelente maestro y educador, atento a las necesidades de las personas y favorable a una interpretación más abierta y humana de la ley. Como lo demostraría más tarde, cuando el Sanedrín querían matar a los apóstoles de Jesús, y él intervino diciendo: “Israelitas, piensen bien lo que van a hacer con estos hombres… porque si este plan o esta obra es de los hombres, fracasará; pero si es de Dios no conseguirán destruirlos. No sea que ustedes se vean luchando contra Dios” (Hech 5 35-39). Por supuesto, en otros asuntos la vida misma sería mi mejor escuela, hasta llegar a darme cuenta que “Dios escoge a los ignorantes del mundo para confundir a los sabios; a los débiles para confundir a los fuertes…” (1Cor 1,27). Por ahora es todo. Les deseo gracia y paz a ustedes que leen estas líneas. Continuará…

FUENTE : www.san-pablo.com.ar/aniopaulino/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

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