domingo, 31 de agosto de 2008

DICHOS VIII.

DICHOS VIII." Una paradoja:
si amas hasta que te duela,
ya no habrá dolor sino sólo amor."
( Madre Teresa de Calcuta ).

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

BENDITO SEAS, SEÑOR.

BENDITO SEAS, SEÑOR.Bendito seas, Señor, Padre Santo porque en tu infinita bondad, con la voz del Espíritu, siempre has llamado a hombres y mujeres, que ya consagrados en el Bautismo, fuesen en la Iglesia signo del seguimiento radical de Cristo, testimonio vivo del Evangelio, anuncio de los valores del Reino, profecía de la Ciudad última y nueva.
Te glorificamos, Padre, y te bendecimos, porque en Jesucristo, tu Hijo, nos has dado la imagen perfecta del servidor obediente: Él hizo de tu voluntad su alimento, del servicio la norma de vida, del amor la ley suprema del Reino.

Te glorificamos, Padre, y te bendecimos, porque en Jesucristo, nuestro hermano, nos has dado el ejemplo más grande de la entrega de sí: Él, que era rico, por nosotros se hizo pobre, proclamó bienaventurados a los que tienen espíritu de pobre y abrió a los pequeños los tesoros del Reino.
Te glorificamos, Padre, y te bendecimos, porque en Jesucristo, hijo de la Virgen Madre, nos diste un modelo supremo de amor consagrado: Él, Cordero inocente, vivió amándote y amando a los hermanos, murió perdonando y abriendo las puertas del Reino.

FUENTE : vocacionesjesuitas.blogspot.com/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

sábado, 30 de agosto de 2008

LA COSECHA.

LA COSECHA.

Las ramas de los árboles que bordeaban el camino se doblaban doloridas, ante el peso de tanta flor. De lejos, llegaban flotando en el cálido aire primaveral las notas alegres de una flauta. Toda la gente se había ido a los bosques, a celebrar la fiesta de las flores. En lo alto del cielo, la luna llena observaba las sombras del pueblo silencioso.
El joven asceta paseaba por la calle solitaria, mientras sobre él los cuclillos enamorados lanzaban desde las ramas del mango su queja desvelada. Upagupta atravesó las puertas de la ciudad y se detuvo en la base del torreón. ¿Quién era aquella mujer tendida al pie de la muralla? Abatida por la peste negra, el cuerpo cubierto de llagas, había sido arrojada de la ciudad.
El asceta se sentó a su lado, apoyó la cabeza, humedeció con agua sus labios y untó de bálsamo su cuerpo hinchado.
—¿Quién eres, que así te compadeces? —preguntó la mujer.
—Ha llegado la hora en que debía visitarte, y aquí me tienes a tu lado —contestó el joven asceta.

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

DICHOS VII.

DICHOS VII.
" La poesía es un amor desmesurado a la vida ".
( Revedy )

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

viernes, 29 de agosto de 2008

P. RANIERO CANTALAMESSA - ES PRECISO NEGARSE A SÍ MISMO PARA PODER VIVIR.

Predicador del Papa: Es preciso negarse a sí mismo para poder vivir.
Meditación sobre el pasaje evangélico del XXII domingo del tiempo ordinario

Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap., predicador de la Casa Pontificia, a la liturgia del próximo domingo.

Jeremías 20, 7-9; Romanos 12, 1-2; Mateo 16, 21-27

Quien quiera venir tras de mí, niéguese a sí mismo
En el evangelio de este domingo escuchamos a Jesús que dice: “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, coja su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por causa mía, la encontrará”.
¿Qué significa “negarse a sí mismo”? Es más, ¿por qué hay que negarse a sí mismo? Conocemos la indignación que suscitaba en el filósofo Nietzsche esta exigencia del Evangelio. Comienzo respondiendo con un ejemplo. Durante la persecución nazi, muchos trenes cargados de hebreos partían desde todas partes de Europa hacia los campos de exterminio. Se les convencía de subir a ellos con falsas promesas de llevarlos a lugares mejores por su bien, mientras que en cambio se les llevaba a la destrucción. A veces sucedía que en alguna parada del convoy, alguien que sabía la verdad gritaba a escond idas a los pasajeros: bajad, huid. Y alguno lo conseguía.

El ejemplo es un poco fuerte, pero expresa algo sobre nuestra situación. El tren de la vida en el que viajamos va hacia la muerte. Sobre esto, al menos, no hay dudas. Nuestro yo natural, siendo mortal, está destinado a terminar. Lo que el Evangelio nos propone cuando nos exhorta a renegar de nosotros mismos y a bajar de este tren, es subir a otro que conduce a la vida. El tren que conduce a la vida es la fe en Él, que ha dicho: “El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá”.
Pablo había realizado este “trasbordo”, y lo describe así: “Ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí”. Si asumimos el yo de Cristo nos convertimos en inmortales porque él, resucitado de la muerte, no muere más. Eso es lo que significan las palabras que hemos escuchado: “E l que quiera salvar la propia vida, la perderá; pero el que pierda la vida por mi causa, la encontrara”. Por tanto, está claro que negarse a sí mismo no es una operación autolesionadora y renunciadora, sino el golpe de audacia más inteligente que podemos realizar en la vida.
Pero debemos hacer inmediatamente una precisión: Jesús no nos pide renegar de “lo que somos”, sino de “aquello en lo que nos hemos convertido”. Nosotros somos imagen de Dios, somos por tanto algo “muy bueno”, como dijo Dios mismo en el momento de crear al hombre y la mujer. De lo que tenemos que renegar no es de lo que Dios ha hecho, sino de lo que hemos hecho nosotros, usando mal nuestra libertad. En otras palabras, las tendencias malas, el pecado, todas esas cosas que son como incrustaciones posteriores superpuestas al original.
Hace unos años se descubriero n en el fondo del mar, a lo largo de las costas jónicas, dos masas informes que tenían un ligero parecido con cuerpos humanos, y que estaban recubiertas de incrustaciones marinas. Fueron sacadas a la superficie y limpiadas pacientemente. Hoy son los famosos “Bronces de Riace”(estatuas griegas de gran belleza, que representan a dos varones, y que están datadas en el siglo V antes de Cristo, n.d.t.) custodiados en el museo de Reggio Calabria, y están entre las esculturas más admiradas de la antigüedad.

Son ejemplos que nos ayudan a entender el aspecto positivo que hay en la propuesta del Evangelio. Nosotros nos parecemos, en el espíritu, a esas estatuas antes de su restauración. La bella imagen de Dios que deberíamos ser está recubierta de siete estratos que son los siete pecados capitales. Quizás sea conveniente traerlos a la memoria por si los hemos olvidado: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. San Pablo llama a esta imagen desfigurada “imagen terrestre”, en oposición a la “imagen celeste” que es la semejanza con Cristo.
“Negarse a sí mismo” no es por tanto una operación para la muerte sino para la vida, para la belleza y para la alegría. Consiste también en aprender el lenguaje del verdadero amor. Imagina, decía un gran filósofo del siglo pasado, Kierkegaard, una situación puramente humana. Dos jóvenes se aman. Pero pertenecen a dos pueblos diversos y hablan dos lenguas completamente diversas. Si su amor quiere sobrevivir y crecer, es necesario que uno de los dos aprenda el idioma del otro. En caso contrario, no podrán comunicarse y su amor no durará.
Así, comentaba, sucede entre Dios y nosotros. Nosotros hablamos hablamos el lenguaje de la carn e, él el del espíritu; nosotros el del egoísmo, él el del amor. Negarse a sí mismo es aprender la lengua de Dios para poder comunicarnos con él, pero es también aprender la lengua que nos permite comunicarnos entre nosotros. No somos capaces de decir “sí” al otro, empezando por el propio cónyuge, si no somos capaces de decir “no” a nosotros mismos. Ciñéndonos al ámbito del matrimonio, muchos problemas y fracasos de la pareja dependen de que el hombre nunca se ha preocupado de aprender el modo de expresar el amor de la mujer, y la mujer el del hombre. También cuando habla de negarse a sí mismo, el Evangelio, como puede verse, está bastante menos alejado de la vida de lo que la gente cree.
[Traducción del original italiano realizada por Inmaculada Alvarez]

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

SENTIMIENTOS.

Sentimientos.
"Tenemos que escuchar el niño que fuimos un día,
y que todavía existe dentro de nosotros.
Ese niño entiende de momentos mágicos.
Ese niño que fuimos un día continúa presente.
Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia
y el entusiasmo de la infancia, no tiene sentido seguir viviendo.
Permitamos que tome un poco las riendas de nuestra existencia.
Ese niño sabe que un día es diferente de otro.
Recuerden que la sabiduría de los hombres es locura ante Dios.
Si escuchamos al niño que tenemos en el alma, nuestros ojos volverán a brillar.
Si no perdemos el contacto con ese niño, no perderemos el contacto con la vida"
( Autor desconocido ).
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS

jueves, 28 de agosto de 2008

SED SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO ( LEVÍTICO 11, 41 ).

Sed santos porque yo soy santo (Lv. 11, 41)
" Sea cual fuere nuestro estado de vida o el habito que llevemos,
cada uno de nosotros tiene que ser el santo de Dios"
¿Quién es, pues, más santo? Quien más ama, quien contempla más a Dios y satisface más plenamente las exigencias de la mirada divina.
¿Cómo satisfacer las exigencias de la mirada de Dios?
Permaneciendo sencilla y amorosamente en su presencia
para que pueda reflejar en nosotros su propia imagen
como se refleja el sol en límpido cristal.
( B. Isabel de la Trinidad ).

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

DICHOS VI.

DICHOS VI.
Cuando los hombres dejan de creer en Dios, dejan de creer en sí mismos.
( Arnold Lunn ).

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

SOMOS CANCIÓN DE DIOS.

SOMOS CANCIÓN DE DIOS.

“Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús, para hacer buenas obras”...Efesios 2,10.

Un organista de iglesia estaba practicando una pieza de Jacob Ludwig Félix Mendelsohn y no estaba tocando muy bien. Frustrado, recogió su música y se dispuso a irse.
No había notado a un extraño que se había sentado en un banco de atrás.
Cuando el organista se dio la vuelta para irse, el extraño se le acercó y le preguntó, si él podía tocar la pieza. El organista respondió bruscamente:
«Nunca dejo que nadie toque este órgano.»
Finalmente,
después de dos peticiones amables más,
el músico gruñón le dio permiso, con renuencia.
El extraño se sentó y llenó el santuario de una hermosa e impecable música. Cuando terminó, el organista preguntó:

«¿Quién es usted?»

El hombre contestó:
«Yo soy Félix Mendelsohn.»
El organista por poco impide al creador de la canción, que tocara su propia música.

Hay veces en que nosotros también tratamos de tocar los acordes de nuestra vida e impedimos a nuestro Creador, que haga una música hermosa.
Igual que el obstinado organista, quitamos las manos de las teclas, con renuencia.

Como pueblo Suyo, somos «creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano» (Efesios 2:10). Pero nuestras vidas no producirán una música hermosa a menos que le dejemos obrar a través de nosotros. Dios tiene una sinfonía escrita, para nuestras vidas.. Dejémosle que haga su voluntad en nosotros...
( Fuente: Dave Egner ).

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

miércoles, 27 de agosto de 2008

EL ÚLTIMO PROFETA, JUAN EL BAUTISTA.

EL ÚLTIMO PROFETA
(Jn 1,19-27; Mt 11,2-6)
JUAN EL BAUTISTA

( Tomado del libro de ALBERTO MAGGI, Galería de Personajes del Evangelio. Cómo leer el evangelio y no perder la fe, II. Ediciones El Almendro, Córdoba 2003, pp. 51-57 ).

Cuando Dios interviene en la historia evita cuidadosamente los lugares sagrados y sus presuntos representantes, que se muestran siempre como los más sordos y hostiles a su palabra.El Señor escoge lugares y personas normales, como escribe con gran ironía el evangelista Lucas, que inserta las elecciones de Dios en un escenario pretendidamente redundante: "El año quince del gobierno de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide y Lisanio tetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, un mensaje divino le llegó a Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto". (Lc 3,1 2). Después de haber presentado a los siete grandes de la tierra y haber creado en el lector la expectativa de saber a cuál de estos poderosos se dirigiría el Señor, el evangelista muestra que la palabra de Dios no desciende a los palacios más o menos sagrados del poder, sino al desierto, a Juan.Hijo de un sacerdote, una vez llegado a la edad de veinte años, Juan debería haber ido al sanedrín para que se verificase, mediante un cuidadoso examen, que no tenía ninguno de los ciento cuarenta y dos posibles defectos físicos enumerados en el libro del Levítico y fuese consagrado sacerdote, perpetuando así el sacerdocio de su padre Zacarías.

Pero Juan no será un hombre del culto como su padre. Consagrado por el Espíritu Santo ya desde el vientre de su madre, él es el profeta que, en abierta contestación con el templo, irá a predicar al desierto la necesidad de un cambio de vida para acoger el inminente reino de Dios

El Espíritu santo, oculto en el templo, se manifiesta con fuerza en el desierto, y el efecto de la predicación de Juan es tal que "acudía en masa la gente de Jerusalén, de toda Judea y de la comarca del Jordán" (Mt 3,5), respondiendo a su invitación "a un bautismo en señal de enmienda, para el perdón de los pecados" (Mc 1,4).

Obviamente las autoridades se cuidan bien de creer al "enviado de Dios" (Jn 1,6), cuya llamada a la conversión será, sin embargo, acogida por la escoria de la sociedad: "los recaudadores y las prostitutas" (Mt 21,32). "Todos los habitantes de Jerusalén" (Mc 1,5) comprenden que el perdón de los pecados no es concedido por un rito litúrgico en el templo,

sino por el cambio de comportamiento, como había anunciado el profeta Isaías: "Cesad de obrar el mal, aprended a obrar el bien... Aunque vuestros pecados sean como púrpura, blanquearán como nieve" (Is 1, 17-18).Y los habitantes de Jerusalén se alejan de su ciudad, centro de la institución religiosa, para unirse a Juan en el desierto donde, con la inmersión en el río Jordán, expresan públicamente el compromiso de un cambio de vida que obtiene para ellos la cancelación de sus pecados. El éxito popular de la predicación del Bautista será, sin embargo, también la causa de su muerte. Las autoridades religiosas ("el poder de las tinieblas", Lc 22,53), siempre listas para percibir las luces del Espíritu y sofocarlas, están alarmadas; desde Jerusalén, los jefes envían, junto con los sacerdotes, a los levitas, que constituían la policía del Templo, para interrogar torpemente a Juan: “Tú, ¿quién eres?” (Jn 1,19). Tranquilizados porque Juan había respondido que no era el Mesías, "algunos de los enviados del grupo fariseo" ponen en tela de juicio entonces su actividad: "Entonces, ¿por qué bautizas, si no eres tú el Mesías ni Elías ni el Profeta? (Jn 1,24-25). Aunque no es el Mesías, Juan ha suscitado un movimiento popular considerado un peligro para la institución religiosa, que provee a la eliminación de este antagonista del Templo, luchando con las armas típicas del poder religioso: el descrédito por parte de la gente y la denuncia a las autoridades civiles. La difamación del incómodo profeta ha sido posible también porque la sintonía entre el Bautista y la gente ha durado poco tiempo y, antes de que Herodes le quitase la cabeza, Juan había perdido ya la reputación.Pasado el entusiasmo por el profeta demasiado exigente, la gente considera ya que Juan es un loco que "ni come ni bebe y dicen que tiene un demonio dentro" (Mt 11,18). Esta calumnia ha hecho pasar a la historia a Juan el Bautista como el gran asceta que ni come ni bebe.Los evangelistas afirman claramente que Juan comía, y que "se alimentaba de saltamontes y miel silvestre" (Mt 3,4). El Bautista comía lo que el desierto ofrecía, sin las preocupaciones y los escrúpulos religiosos de Judas, el heroico jefe llamado el "Macabeo" (apodo que significa "martillo"), que, retirado al desierto, se "alimentaba solo de hierbas del campo, para no contaminarse" (2 Mac 5,27). La alimentación de Juan no tiene ninguna connotación ascética y mucho menos penitencial, pues representa el alimento habitual de los nómadas palestinenses.

Alimentarse de saltamontes era hasta tal punto normal que se aconsejaba en la Biblia: "Podéis comer los siguientes: la langosta en todas sus variedades...", Lv 11,22), y entre las especialidades culinarias de la comunidad monástica de Qumrán estaban también las langostas "puestas en el fuego o en el agua, mientras todavía están vivas" (Doc. Dam. 12,15). La miel de las abejas de la selva era, además, un alimento tan energético que se había convertido en el signo del cuidado de Dios por su pueblo: "Los alimentó con la cosecha de sus campos; los crió con miel silvestre, con aceite de rocas de pedernal" (Dt 32,13). Con relación al vestido, hecho "de pelo de camello, con una correa de cuero a la cintura" (Mt 3,4), hay que decir que ésta era la indumentaria clásica de los profetas que, para profetizar, se vestían "el manto de pelo" (Zac 13,4): en particular, al profeta Elías se le reconoce por el "cinturón de cuero que le ceñía la cintura" (2 Re 1,8).

ISAÍAS CENSURADO
Según Flavio Josefo, la muerte de Juan a manos de Herodes Antipas no fue causada, como aparece en los evangelios, por el hecho de que el profeta se inmiscuyese en un asunto de cuernos entre hermanos (Mc 6,17-29), sino más verosímilmente por el temor, por parte del tetrarca, de una sublevación popular provocada por el Bautista.De hecho, cuando el éxito de la predicación de Juan llegó al ápice, "Herodes se alarmó. Su elocuencia tenía sobre la gente efectos tan fuertes que podía llevar a cualquier clase de sedición, porque parecía que la gente quería dejarse guiar por Juan en todo lo que hiciesen. Por esto, Herodes decidió que sería mucho mejor golpearlo anticipadamente, librándose de él antes de que su actividad llevase a una sublevación, que esperar un levantamiento y encontrarse en una situación tan difícil como para arrepentirse de ella. Con ocasión de las sospechas de Herodes, (Juan) fue llevado encadenado a Maqueronte, y allí fue asesinado" (Antigüedades 18, 118-119).

Y es precisamente en la cárcel donde explota la dramática crisis del Bautista con relación a aquel Jesús al que, en el momento del bautismo, había reconocido como "el cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1,29). El Dios que Jesús manifiesta con sus acciones y con su mensaje es de hecho diferente al predicado por Juan. Éste, "más que un profeta" (Mt 11,9), es el último de los grandes hombres de Dios que cierran una era, la del Dios que ninguno había conocido en verdad, ni siquiera Moisés el gran legislador, o Elías el máximo profeta, porque "a Dios nadie lo ha visto nunca" (Jn 1,18).El único que lo puede revelar plenamente es aquel Jesús de quien el Bautista había dado testimonio públicamente como "el Hijo de Dios" (Jn 1,34). Prosiguiendo una tradición religiosa de la que es el último exponente, Juan el Bautista había presentado al Mesías como aquél que vendría a bautizar "con Espíritu Santo y fuego" (Mt 3,11): "Espíritu" para comunicar vida a los justos, y "fuego" para destruir, como paja, a los pecadores.Heredero de una religiosidad que espera un pueblo formado en su totalidad por santos ("En tu pueblo todos serán justos", Is 60,21), Juan se queda desconcertado con el comportamiento de un Jesús que afirma "haber venido a llamar más que justos a pecadores".El Bautista había proclamado que "todo árbol que no dé buen fruto será cortado y echado al fuego" (Lc 3,9). Jesús, en clara referencia al celo destructor de Juan, le responde con la parábola de la higuera estéril. Mientras aquél que ha plantado la higuera le dice: "Córtala. ¿Para qué, además, va a esquilmar la tierra? (Lc 13,7). Jesús, que no ha venido a destruir, sino a vivificar, le devuelve la vida al árbol, considerado ya completamente estéril ("tres años") y pide tener paciencia: "Señor, déjala todavía este año; entretanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol" (Lc 13,8). Con Juan se ha cerrado definitivamente una época ("Porque hasta Juan los profetas todos y la Ley eran profecía", Mt 11,13) pues, con Jesús, Dios no es ya una profecía, sino una realidad visible, en la que no se encuentran actitudes de juicio o condena, sino sólo propuestas de

plenitud de vida y un amor extendido incluso hacia quien no lo merece.En lugar de juzgar a los hombres por su conducta, Jesús anuncia que el amor del Padre se extiende a todos, injustos incluidos, porque "no envió Dios el Hijo al mundo para que dé sentencia contra el mundo, sino para que el mundo por él se salve" (Jn 3,17). Pero Juan no consigue aceptar la novedad traída por Jesús y, desde la cárcel, le envía un ultimátum que suena a excomunión: "Eres tú el que tenía que venir o esperamos a otro? (Mt 11,3).

A la amenaza del Bautista, Jesús responde con los hechos, enumerando las acciones positivas con las que ha devuelto la vida: "Id a contarle a Juan lo que estáis viendo y oyendo: Ciegos ven y cojos andan, leprosos quedan limpios y sordos oyen, muertos resucitan y pobres reciben la buena noticia (Mt 11,4-5). En su réplica a Jesús cita dos textos conocidos de Isaías, donde se anuncian las obras que deberá hacer el Mesías de Dios a su llegada, pero censura los pasajes en los que el profeta anuncia la esperada venganza de Dios sobre los paganos pecadores: "Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y os salvará; (Is 35,4; 61,2). Y Jesús concluye su respuesta con un aviso para Juan, que es una invitación a abrirse a la novedad de un Dios que ama a todos: "¡Y dichoso el que no se escandalice de mí! (Mt 11,6). Solo así Juan, "el más grande de los nacidos de mujer" (Mt 11,11) será grande también en el reino de Dios.
FUENTE :
www.elalmendro.org/epsilon/libros/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

martes, 26 de agosto de 2008

DICHOS V.

DICHOS V.
El perdón es dos veces bendito;
bendice al que lo da y al que lo recibe.
( Shakespeare ).

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

NO TENGO NADA PARA DARTE.

No tengo nada para darte.

Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.-Acércate le dijo Jesús ¿Por qué tienes miedo?-No me atrevo... no tengo nada para darte.-Me gustaría que me des un regalo dijo el recién nacido.El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:-De verdad no tengo nada... nada es mío, si tuviera algo, algo mío, te lo daría...-mira..Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado.-Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy...-No -contestó Jesús- guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaríaque me hicieras tres regalos.-Con gusto dijo el muchacho pero... ¿qué?-Ofréceme el último de tus dibujos.El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:-No puedo... mi dibujo es horrible... ¡nadie quiere mirarlo... !Justamente, por eso lo quiero... siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato.-Pero... ¡lo rompí esta mañana! tartamudeó el chico.-Por eso lo quiero... Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo... Y ahora insistió Jesús repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron como habías roto el plato.El rostro del muchacho se ensombreció, bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:-Les mentí... Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto... ¡estaba enojado y lo tiré con rabia!Eso es lo que quería oírte decir dijo Jesús, dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías, tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas... No tienes necesidad de guardarlas... Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas.
A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa.

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

lunes, 25 de agosto de 2008

EL PASO COSTOSO - PARA MEDITAR.

El paso costoso

Muchas espléndidas santidades fracasan por algo que no se acaba de aceptar del todo:
Un destino en el que no se encaja...
Una contrariedad que se hace insufrible...
Una persona que se hace inaguantable... Un apego de corte intolerable...
Nuestra santidad es un cheque firmado por Dios con la cantidad en blanco.Ten valentía para dejarlo todo y tírate al vacío, agarrada el alma a un solo paracaída: Dios.Hasta que no se da el salto de todo a todo por Dios y no se da todo a Dios del todo, no se realiza el alma en Dios.No tantees las dificultades para arrojarte a ese insondable hondón del "TODO Y PARA SIEMPRE"
( Del Libro " Consumarse en el Amor " ).

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

LOS DIEZ MOMENTOS DEL PABLO CRISTIANO.

Los diez momentos del Pablo cristiano
por Xabier Pikaza


Hoy quiero ofrecer una visión sinóptica de los diez momentos básicos de la vida y la misión cristiana de Pablo. Pablo es el hombre mejor conocido de la iglesia (y quizá de toda la historia judía y romana, entre el 30 y 64 d. C.).
Se llamaba Saúl o Saulo, como el primer rey israelita; pero más tarde tomó un sobrenombre latino «Pablo» (Paulus, el Pequeño) con el que se le conoce.
Algunos le toman como un impostor fanático, inventor del cristianismo organizado con una iglesia propia, en línea de poder (en contra de Jesús). Otros le oponen a Pedro y a los representantes de la iglesia jerárquica romana, tomándole como defensor de una libertad puramente individual e interior (en línea subjetivismo moderno). Pero él no fue ni una cosa ni otra, sino que fue un judío radical que siguió siendo radical al hacerse cristiano. Fue un judío fariseo (Flp 3, 5) ya sí conoció y persiguió la misión de los cristianos helenistas de Damasco que, a su juicio, destruían la cohesión "nacional" (legal) del pueblo y negaban la autoridad de Dios, al identificar a su Hijo-Mesías con un crucificado. Convertido en testigo/apóstol del Dios de Jesús y de su gracia salvadora, Pablo irá fundando por oriente comunidades de cristianos mesiánicos y apocalípticos, enraizados en la tradición de las promesas de Israel, pero separados de la autoridad legal del judaísmo, como indicaremos. Fue un creador de Iglesia, pero se mantuvo siempre en comunión con Pedro y Santiago. Estos son los diez momentos básicos de su vida cristiana.

(1) Hasta el año 33. Cristiano antes de serlo. El problema de Pablo: identidad judía, universalidad humana. Pablo era, al mismo tiempo, un judío helenista (de cultura griega) y muy nacionalista (de línea farisea). Había nacido en Tarso de Cilicia y vivía en Damasco, donde conoció y persiguió a la comunidad cristiana helenista que se había surgido. Su conocimiento de los cristianos debió ser personal y profundo, de primera mano. Sólo así se entiende el hecho de perseguirles. «Yo podría confiar en la carne. Si alguno cree tener de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, irreprensible. » (Flp 3, 4-6). No parecía tener problemas de conciencia, podía haberse mantenido en el judaísmo, cuya «carne» (ley nacional) había querido defender al perseguir a los cristiano. Pero en el fondo de esa seguridad se escondía una inseguridad más grande, que se expresaba en la misma violencia con que perseguía a la iglesia. ¿Por qué perseguía a los cristianos? Porque pensaba que ellos rompían la identidad judía, al mezclar desde un oscuro Jesús crucificado a judíos y gentiles. Tenía miedo de perder la identidad judía.

(2) Año 33. Encuentro con Jesús, experiencia pascual. Probablemente persiguió a Jesús porque había en él (y en los cristianos) algo que le atraía: Cómo ser judío siendo universal. Perseguía a los cristianos porque había en ellos algo que le faltaba: Ser universal siendo judía, abrirse a todos los hombres desde la propia tradición de su pueblo. El problema no tenía “solución racional”, en un plano de pura discusión filosófica, política o religiosa. Hacía falta una “revelación” más altas. Ese fue su descubrimiento del “evangelio”, de la buena noticia de la fraternidad unidad.: «Quiero que sepáis, hermanos, que mi evangelio no es de origen humano. Pues no lo recibí de humanos..., sino por revelación de Jesucristo. Porque habéis oído mi conducta antigua en el judaísmo... Pero cuando el Dios, que me eligió desde el vientre de mi madre... quiso revelarme a su Hijo para que lo anuncie a los gentiles…» (cf. Gal 1, 11-15). Pablo perseguía a los cristianos “helenistas” de Damasco, porque ellos habían “abierto” el judaísmo a los gentiles. Perseguía, en el fondo, su “misión”, su apertura mesiánica, que rompía los confines de la Ley del judaísmo fariseo que él quería defender. En ese sentido, el problema de la “misión”, es decir, de la apertura de Israel a los gentiles y de amplitud universal del mensaje bíblico se encuentra presente en la vida de Pablo antes de su conversión y de su misión posterior cristiana. En su conversión hay dos aspectos básicos:(a) La visión del Cristo crucificado (un Cristo rechazado por el Israel oficial, un Cristo maldito por la Ley).(b) La superación de un Israel de la “carne”, es decir, de la LeyRevelación. Pablo no es apóstol por "mandato eclesial", sino directamente por llamada y decisión de Cristo (cf Gal 1, 1). Este elemento de inmediatez forma parte de toda vocación y ministerio: sólo puede ser ministro de la iglesia alguien que "ha visto a Jesús" y ha recibido su tarea. En su origen cristiano, Pablo se sabe y siente directamente avalado y enviado por Cristo a quien ha conocido “directamente” (el Cristo a quien él perseguía) a través de su experiencia de Damasco. “Pero las cosas que para mí eran ganancia, las he considerado pérdida a causa de Cristo. Y aun más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo y ser hallado en él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que proviene de Dios por la fe (Flp 3, 7-9)
(3) 33-35. Primera misión. El “mundo árabe” . Pablo conocía bien el cristianismo de los helenistas: lo conocía como un riesgo para el judaísmo legal de la rama fariseo. Según eso, él sabía quien era Jesús, desde la perspectiva de los misioneros helenistas a quienes él perseguía. Por eso, tras convertirse, no tiene que ir a “aprender” quién es Jesús y qué es la Iglesia, porque ya lo conocer. En ese contexto se sitúan los tres años de lo que podemos llamar su misión árabe. "Pero cuando el Dios, que me eligió desde el vientre de mi madre... quiso revelarme a su Hijo para que lo anuncie entre los gentiles, no consulté con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui a Arabia, y regresé otra vez a Damasco" (Gal 1, 17). Todo nos permite suponer que actúa como miembro de la Iglesia de Damasco y que realiza una misión en la Siria nabatea (Arabia).. Los tres primeros años de Pablo como cristiano están vinculados a esa “misión en Arabia”, centrada en la Damasco nabateo-helenista… o en su entorno, en la zona que va de la Decápolis a Palmina. No debió tener mucho éxito. Acabó con la huida de Damasco. “En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; pero fui descolgado del muro por una ventana en una canasta, y escapé de sus manos” (2 Cor 11, 32-33). Deberíamos conocer mejor lo que significa esa “misión en Arabia”, que termino con una huída sin retorno. ¿Fue una especie de vuelta al desierto, como quisieron algunas tradiciones proféticas, que hablan del nuevo Israel que nace del desierto (Oseas)? ¿Una esperanza apocalíptica? (Juan Bautista empezó en el desierto, lo mismo que Jesús: ¿puede situarse en esa línea el primer evangelio de Pablo?)
(4) año 35. Primera subida a Jerusalén. "Pasados tres años subí a Jerusalén. Sólo en un segundo momento, pasados tres años «subí a Jerusalén para conversar con Cefas y estuve con él quince días. Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Santiago, el hermano del Señor» (Gal 1, 18-19). Ha empezado su misión desde Damasco, quizá en la zona de Oriente, pero, en un momento dado Ciertamente quiere contrastar su experiencia con Cefas (=Pedro, Piedra), referencia central de la iglesia; pero no pide que le ordenen (que le hagan presbítero u obispo, en el sentido posterior de la palabra), sino que le acepten en la comunión de los que viven y anunciar el evangelio, lo mismo que a Pedro, lo mismo que a Santiago. No va para someterse, ni siquiera para “encontrar la raíz de la Iglesia en Jerusalén” (lugar de Pascua). Va para “conversar” (historêsai), para situar su visión de la Iglesia a lado de la visión y camino de Pedro y Santiago. Ya desde aquí se entiende la Iglesia en forma de comunión de iglesias y de comunión de “líderes”.

(5) Años 35-48. Segunda misión, desde Antioquia, con Bernabé. Pablo ha ido a Jerusalén para “conversar” con Pedro (y con Santiago), pero no queda allí. ¿Por qué? Quizá porque aquella no es su “iglesia”. No forma parte de la misión de la costa (como Pedro) ni de Samaría (como Felipe), sino que se hace miembro de la Iglesia de Antioquía, de la que se siente solidario. Ésta es la “segunda misión”, de la que Pablo no nos habla nada… Son para él catorce años de silencio misionero, que ha sido “cubierto” por el libro de los Hechos 13-14. En este tiempo, Pablo asume la misión de los “helenistas”, tal como ha sido aceptada también por Bernabé, otro “helenista” de Chipre, afincado primero en Jerusalén y luego en Antioquía. Éste es el tiempo de misión desde Antioquía, la primera iglesia “cristiana” en el sentido posterior de la palabra. Ésta es por tanto la “misión de Bernabé y de Pablo”, ambos actúan como apóstoles de la Iglesia de Antioquía, desde una perspectiva de cristianismo helenista, creando Iglesias universales, desde el judaísmo, pero “liberadas de la ley judía”, abiertas a judíos y gentiles.

(6). 48/49. “Concilio de Jerusalén”, comunión discutida. “Después, tras catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también a Tito. Subí por revelación y les presenté el evangelio que predico entre los gentiles, pero en privado a los que tenían reputación, para cerciorarme de que no corría ni había corrido en vano... por unos falsos hermanos que se habían introducido para vigilar nuestra libertad en Cristo Jesús... Y al reconocer la gracia que se me había dado, Santiago, Cefas y Juan, considerados columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la derecha, en señal de comunión, para que nosotros (fuéramos) a los gentiles y ellos a los circuncisos; sólo que recordáramos a los pobres, cosa que nos apresuramos a cumplir (Gal 2, 1-10; cf. Hec 15). Pablo y Bernabé se reúnen en Jerusalén con Santiago (líder de aquella Iglesia) y con Pedro (que había dejado aquella iglesia en torno al año 44 y que debe haber vuelto por un tiempo o para la reunión). Bernabé y Pablo aparecen unidos como representantes de la “misión a los gentiles”. Frente a ellos y con ella está el “trío” de las iglesias más vinculadas a la le judía: la de Santiago, la de Pedro y la de Juan, las tras columnas…. Se trata de una comunión discutida. El problema de la unidad y diversidad de las iglesias no se resuelve desde arriba, con un tipo de imposiciones jerárquica, ni de Pedro (ni de Santiago, que aparece como la autoridad más alta, el primer “papa”), sino a través de un ejercicio de diálogo laborioso, paciente. Este es el gesto básico de la comunión: darse la mano, reconociendo juntos a Cristo, reconociéndose unidos en la gran tarea.

7. 48/49. Disputa no resuelta. Iglesia petrina, iglesia paulina. Tras el llamado Concilio “los problemas siguen”. Bernabé y Pablo vuelven a Antioquía… Pero un tiempo después, entre el 49/50 d. C. viene también Pedro, como representantes de la iglesia originaria. “Pero cuando Cefas vino a Antioquía, le resistí a la cara, porque era censurable. Pues antes de venir algunos de Santiago, comía con los gentiles, pero cuando vinieron, empezó a retraerse y apartarse, pues temía a los circuncisos. Y el resto de los judíos se unieron en su hipocresía, incluso Bernabé... Pero cuando vi que no andaban con rectitud según la verdad del evangelio, dije a Pedro ante todos: Si tú, judío, vives como gentil ¿cómo obligas a los gentiles a judaizar? (Gal 2, 11-14). De manera ejemplar, el fin del relato no es un "idilio" de iglesia que tiene resueltos sus problemas, sino un camino abierto con nuevas disputas: la unidad eclesial no es algo que se logra por la fuerza o que se impone desde arriba, sino un camino paciente y creador, en medio de las dificultades de un camino donde unos y otros parecen tener la razón. Por un momento, queda a un lado Santiago (en Jerusalén). Pedro y Pablo salen y se encuentran en Antioquía, centro y foco de la primera gran misión cristiana. Ambos mantienen sus diferencias, sin perder la comunión de base, como supone Pablo (cf. 1 Cor 1, 12; 3, 22; 9, 5) y el proceso ulterior de la iglesia. Todos (Pablo, Pedro-Bernabé, el mismo Santiago) aceptan la misión a los gentiles, sin necesidad de circuncidad a convertidos, pero se distinguen en la forma de expresar y realizar la comunión entre cristianos de origen judío y gentil. En este contexto, junto a la “experiencia judeocristiana estricta” de Santiago (que despliega una iglesia estrictamente judía, en Jerusalén), podemos hablar de dos misiones: de una misión paulina (con unidad plena entre judíos y paganos, sin obligación de ley judía) y otra petrina, que conserva ciertos elementos de la ley judía, en ritos de unidad y comida.

(8) 49-57. La tercera misión de Pablo, misión universal. Éstos son los años de la misión paulina propiamente dicha. Ocho o nueve años que van a cambiar la historia de la iglesia. (1) Pedro queda en Antioquía, asumiendo la misión anterior de los helenistas y del mismo Pablo y Bernabé, haciendo un camino de iglesia “más prudente”: quiere mantener ciertos ritos de los judeo-cristianos, un tipo de vinculación con el judaísmo de la ley; desde ese fondo avanzará gran parte de la iglesia posterior, como suponen Mc y Mt, Jn y el mismo Apocalipsis. (2) Pablo rompe incluso con el mismo Bernabé, que ha sido hasta ahora su hermano mayor y compañero, de manera que siguen caminos diferentes (cf. Hech 15, 36-41, aunque las “razones” que aquí se dan no son las definitivas). Pablo asume y realiza su misión él sólo, con los suyos… Estos son los años de su madurez, años en los que va creando su grandes iglesias, desde Éfeso a hasta Corinto, pasando por Galacia y Tesalónica. Son los años de sus cartas auténticas: 1 Tes, 1 y 2 Cor, Gal, Flp, Rom… Ésta es su tercera misión, su misión definitiva, la única que conocemos de verdad. Pablo va creando comunidades… esperando que llegue el final de los tiempos; pues bien, desde la experiencia de la llegada de ese fin (para todos los hombres), él va creando las comunidades en las que se vinculan ya judíos y gentiles. La misma experiencia de la llegada del fin de los tiempos abre un espacio de “universalidad”, una nueva experiencia de humanidad.

(9) 57-59. Pablo Preso. Tercera subida a Jerusalén. En torno al año 57 Pablo decide venir a Roma, para pasar al occidente, para que desde esa forma el Evangelio se extienda por todo el mundo conocido. Había comenzando en Arabia (oriente); quiero llegar a Hispania (occidente), para que así pueda llegar el Cristo. Pero antes quiere volver a Jerusalén por tercera vez, llevando la “colecta” que ha recogido en todo el oriente, para mantener de esa manera su unidad con la primera iglesia. El tema de esta “colecta” y de su anuncio de la subida a Jerusalén, para reconocer el origen “judío” concreto de la Iglesia está presente en todas las últimas cartas de Pablo, desde Gal 2, 10 hasta 2 Cor 8-9 y Rom 15-16. Sabemos que subió a Jerusalén, con dinero para la iglesia madre, pero ya no conocemos de primera mano lo que allí sucedió, sólo lo que cuenta Hechos (Hech 21-26). Todo nos permite supone que el encuentro final de Pablo con Santiago puedo ser “dramático”. El caso es que a Pablo le hacen prisionero, precisamente en Jerusalén, como a Jesús, por querer mantener la raíz jerosolimitana de su evangelio universal.

(10). 60-63. Prisión en Roma, martirio. No sabemos exactamente como fueron las cosas. El relato de Hech 27-28 resulta en principio fiable. Pablo fue llevado prisionero a Roma, para ser juzgado. Es muy posible que fuera juzgado y condenado…. Es posible que en su condena intervinieran no sólo las autoridades romanas y las acusaciones de algunos “judíos de Jerusalén”… sino también los celos y divisiones de otros grupos cristianos de Roma (como parece suponer 1 Clemente). No parece que pudiera cumplir su sueño de llegar al occidente (Hispania), como dice en Rom 15. Había cumplido su misión, había llegado su hora. Posiblemente fue martirizado en Roma en los mismos años que Pedro, que también llegó a la capital del imperio. En esos mismos años asesinaron a Santiago, en Jerusalén. Había terminado la primera etapa de la vida de la iglesia.

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

domingo, 24 de agosto de 2008

CONSAGRADOS A TI, SEÑOR.

CONSAGRADOS A TI, SEÑOR.
Los Evangelios conservan el recuerdo de Jesús orante.
Se apartaba del grupo, se adentraba en la noche y en el corazón del Padre.
"Abba, tú has sido siempre mi Pastor, nunca me ha faltado nada.
En prados de fresca hierba me has hecho recostar,
me has conducido hacia fuentes tranquilas y has reparado siempre mis fuerzas.
Me has guiado por el camino que querías para mí y, estando a mi lado,
has hecho honor a tu nombre de Abba.
Sé que ha llegado la hora de atravesar un valle de tinieblas,
pero no tengo miedo porque tú vas conmigo,
y confío en que tu vara y tu cayado seguirán sosteniéndome

Ahora quiero poner en tus manos a este pequeño rebaño que me has confiado y, aunque se dispersen en medio de la niebla, dales la seguridad de que yo me pondré de nuevo delante de ellos e iré delante de ellos a Galilea, la Galilea en que comenzó todo para nosotros.

Tú has querido que yo sea para ellos el pan y el vino que tú
preparas para saciar su hambre y su sed, y si me voy junto a Ti,
Padre, es para preparar la mesa, para disponer los perfumes con
que ungir su cabeza y la copa rebosante del banquete de tu reino.
Y en ese camino hacia tu casa, seguiré siendo para ellos pastor,
como tú lo has sido para mí, para que tu bondad y tu gracia los acompañen todos los días de su peregrinación, hasta que lleguen a habitar en tu casa por años sin término."

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

sábado, 23 de agosto de 2008

¿ CÓMO SON LOS SERES HUMANOS ?.

¿CÓMO SON LOS SERES HUMANOS? " EL BUEN SAMARITANO " - VAN GOGH.

Están los que usan siempre el mismo estilo de ropa.
Están los que llevan amuletos.creyendolos mágicos.
Están los que de todo se quejan y de todo culpan a Dios.
Están los que caen y esperan a que alguien venga a levantarlos.
Los que hacen promesas y no las cumplen.
Los que imploran mirando al cielo, pero les falta fe.
Los que buscan a Dios, solo para ver que pasa.
Los que siempre piden que ores por ellos,
pero no se atreven a tener un encuentro con Jesús.
Los que dicen amarte y no te toman en cuenta.
Están los que te buscan cuando te necesitan y después te vuelven a olvidar.
Están los que esperan todo de ti, pero se ausentan cuando tu los necesitas.
pero.....

También están:
Los que a pesar de ser débiles, son fuertes.
los que siguen luchando a pesar de las adversidades.
Los que siguen soñando y tienen esperanzas.
Los que aman la vida y a sus semejantes.
Están también: Los que sufren , pero no se quejan los que tienen dolores , pero no se quiebran. los que han sido abandonados, ..pero siguen amando.
Están: Los que tienen fe, que tienen esperanzas, que no guardan rencores, los que a pesar de todo siguen considerando y amando a sus amigos.

¿ CON CUÁL GRUPO ME IDENTIFICO ?......

( Luz María Gaytán ).
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

viernes, 22 de agosto de 2008

TÓMATE TIEMPO... - MADRE TERESA DE CALCUTA.

TÓMATE TIEMPO...

Tómate tiempo para pensar..
Tómate tiempo para rezar.
Tómate tiempo para reír,
es la fuente de poder,
es el mayor poder sobre la tierra,
es la música del alma.

Tómate tiempo para jugar.
Tómate tiempopara amar y ser amado.
Tómate tiempo para dar,
es el secreto de la perpetua juventud,
es el privilegio que nos da Dios.
El día es demasiado corto para ser egoísta.

Tómate tiempo para leer.
Tómate tiempo para ser amable.
Tómate tiempo para trabajar,
es la fuente de la sabiduría,
es el camino de la felicidad,
es el precio del éxito.
Tómate tiempo para hacer caridad,
es la llave del Cielo.

( Madre Teresa de Calcuta ).

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

P. RANIERO CANTALAMESSA - JESÚS, ¿ EL MAYOR LOCO DE LA HISTORIA ?.

Predicador del Papa: Jesús, ¿el mayor loco de la historia?
Meditación sobre el pasaje evangélico del XXI domingo del tiempo ordinario
Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap., predicador de la Casa Pontificia, a la liturgia del próximo domingo.

Isaías 22, 19-23; Romanos 11, 33-36; Mateo 16, 13-20

¿Quién decís vosotros que soy yo?

Existe, en la cultura y en la sociedad de hoy, un hecho que nos puede introducir a la comprensión del Evangelio de este domingo, y es el sondeo de las opini ones. Se practica un poco por todas partes, pero sobre todo en el ámbito político y comercial. También Jesús un día quiso hacer un sondeo de opinión, pero con fines, como veremos, muy diversos: no políticos sino educativos. Llegado a la región de Cesarea de Filipo, es decir, la región más al norte de Israel, en una pausa de tranquilidad, en la que estaba solo con los apóstoles, Jesús les dirigió a quemarropa la pregunta: "¿Quién dice la gente que es el hijo del Hombre?"
Parece como si los apóstoles no esperaran otra cosa para poder finalmente dar rienda suelta a todas las voces que circulaban a propósito de él. Responden: "Algunos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o alguno de los profetas". Pero a Jesús no le interesaba medir el nivel de su popularidad o su índice de simpatía entre la gente. Su propósito era bien diverso. A renglón seguido les pregunta: "¿Vosotros quién decís que soy yo?"
Esta segunda pregunta, inesperada, les descoloca completamente. Se entrecruzan silencio y miradas. Si en la primera pregunta se lee que los apóstoles respondieron todos juntos, en coro, esta vez el verbo es singular; sólo "respondió" uno, Simón Pedro: "¡Tú eres el Cristo, el hijo del Dios vivo!"
Entre las dos respuestas hay un salto abismal, una "conversión". Si antes, para responder, bastaba con mirar alrededor y haber escuchado las opiniones de la gente, ahora deben mirarse dentro, escuchar una voz bien distinta, que no viene de la carne ni de la sangre, sino del Padre que está en los cielos. Pedro ha sido objeto de una iluminación "de lo alto".
Se trata del primer auténtico reconocimiento, según los evangelios, de la verdadera identidad de Jesús de Nazaret. ¡El primer acto público de fe en Cristo de la historia! Pensemos en el surco dejado por un barco: se va ensanchando hasta perderse en el horizonte, pero comienza con una punta, que es la misma punta del barco. Así sucede con la fe en Jesucristo. Es un surco que ha ido ensanchándose en la historia, hasta llegar a los "últimos confines de la tierra". Pero empieza con una punta. Y esta punta es el acto de fe de Pedro: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo". Jesús usa otra imagen, vertical no horizontal: roca, piedra. "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".
Jesús cambia el nombre a Simón, como se hace en la Biblia cuando uno recibe una misión importante: lo llama "Kefas", Roca. La verd adera roca, la "piedra angular" es, y sigue siendo, él mismo, Jesús. Pero, una vez resucitado y ascendido al cielo, esta "piedra angular", aunque presente y operante, es invisible. Es necesario un signo que la represente, que haga visible y eficaz en la historia este "fundamento firme" que es Cristo. Y éste será precisamente Pedro, y, después del él, el que haga las veces de él, el Papa, sucesor de Pedro, como cabeza del Colegio de los apóstoles.
Pero volvamos a la idea del sondeo. El sondeo de Jesús, como hemos visto, se desarrolla en dos tiempos, comporta dos preguntas fundamentales: primero, "Quién dice la gente que soy yo?"; segundo, "¿Quién decís vosotros que soy yo? Jesús no parece dar mucha importancia a lo que la gente piensa de él; le interesa saber qué piensan sus discípulos. Les coge con ese "¿y vosotros quién decís que soy yo?". No permite que se atrincheren tras las opiniones de otros, quiere que digan su propia opinión.
La situación se repite, casi idéntica, en el día de hoy. También hoy "la gente", la opinión pública, tiene sus ideas sobre Jesús. Jesús está de moda. Miremos lo que sucede en el mundo de la literatura y del espectáculo. No pasa un año sin que salga una novela o una película con la propia visión, torcida y desacralizada, de Cristo. El caso del Código Da Vinci de Dan Brown ha sido el más clamoroso y está teniendo mucho imitadores.
Luego están los que se quedan a medio camino. Como la gente de su tiempo, cree que Jesús es "uno de los profetas". Una persona fascinante, se le coloca al lado de Sócrates, Gandhi, Tolstoi. Es toy seguro de que Jesús no desprecia estas respuestas, porque se dice de él que "no apaga el pábilo vacilante y no quiebra la caña cascada", es decir, sabe apreciar todo esfuerzo honesto por parte del hombre. Pero hay una respuesta que no cuadra, ni siquiera a la lógica humana. Gandhi o Tolstoi nunca han dicho "yo soy el camino, la verdad y la vida", o también "el que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí".
Con Jesús no se puede quedar uno a medio camino: o es lo que dice ser, o es el el mayor loco exaltado de la historia. No hay medias tintas. Existen edificios y estructuras metálicas (creo que una es la torre Eiffel de París) hechas de tal manera que si se toca un cierto punto, o se traslada cierto elemento, se derrumba todo. Así es el edificio de la fe cristiana, y ese punto neurálgico es la divinidad de Jesucr isto.
Pero dejemos las respuestas de la gente y vayamos a los no creyentes. No basta con creer en la divinidad de Cristo, es necesario también testimoniarla. Quien lo conoce y no da testimonio de esta fe, sino que la esconde, es más responsable ante Dios que el que no tiene esa fe. En una escena del drama "El padre humillado" de Claudel, una muchacha judía, hermosísima pero ciega, aludiendo al doble significado de la luz, pregunta a su amigo cristiano: "Vosotros que veis, ¿qué uso habéis hecho de la luz?". Es una pregunta dirigida a todos nosotros que nos confesamos creyentes.
[Traducción del original italiano realizada por Inmaculada Álvarez]

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

jueves, 21 de agosto de 2008

UN RETRATO- EL PROFETA JEREMÍAS.

Un retrato - el profeta Jeremías.

" Profeta Jeremías lamenta la destrucción de Jerusalén " - Rembrandt.

¿Qué impresión hubiera tenido de Jeremías si me lo hubiera encontrado 600 años antes de Cristo por las calles de Jerusalén? Ciertamente el libro que lleva su nombre es, a ratos, indigesto: demasiados anuncios de desgracias. Pero al mirar de cerca su rostro, ¿acaso no hubiera descubierto un hombre abierto, sensible, clarividente, que se atrevía a expresar su opinión, y también un hombre humilde, incluso tierno, capaz de conmoverse invocando el amor de Dios? Un día lo habría visto atravesar la ciudad con un yugo sobre sus hombros (cap. 27) y me hubiera impresionado.
Y viene la pregunta: ¿cuál fue el resorte de este hombre fuera de lo común? ¿Cómo pudo mantenerse en pie, sin doblegarse, permaneciendo al mismo tiempo liviano a pesar del yugo que tenía que cargar?
La respuesta se podría contener en tres puntos:


1. Jeremías estaba persuadido que su vocación no descansaba en sí misma, en sus deseos o en sus necesidades, sino que venía de Otro: antes de formarse en el vientre de su madre, Dios lo había apartado (1,5). Esta es su referencia constante: Dios había dado un sentido a su vida, antes que él mismo tomara conciencia de ello. Le toca a él responder a esa intención de Dios y nunca desviarse.
Lo cierto es que, al mirarse a sí mismo, tendría que decirse que no estaba a la altura. «No tengo la edad» (1,6), no tengo lo que hace falta para hablar en público, ni siquiera tengo el derecho de ello. Sin embargo, sabía que Dios no tendría en cuenta semejante argumento. Mirarse a sí mismo ya no conviene más a quien ha sido llamado. Otro se ocupa de lo que él debe realizar.
Hubiera querido por momentos escapar de esa llamada: «Me decía: no pensaré más en Él; no hablaré más en Su nombre; pero en mi corazón había un fuego devorador, encerrado en mis huesos. No lo podía contener.» (20,9). Hoy podríamos encontrar peligroso que un ser humano ceda ante la voluntad de otro, aunque fuera Dios. En Jeremías era más bien el secreto de su solidez. Si, a pesar de todas las oposiciones que encontró, permaneció inconmovible, fue porque en el fondo de sí mismo daba la prioridad a Dios.


2. En Jeremías no encontramos nada fanático. Habló abiertamente a Dios de lo que no podía aceptar. Le expuso todo su desaliento. Tampoco lo ocultó a los demás. Pero con la misma transparencia admitió que su cansancio y sus dolencias no tenían peso delante de Dios. Aceptó ser interpelado: «Si la carrera con peatones ya te cansa, ¿cómo será con caballos? » (12,5).
Dios lo ha empujado por momentos. Le dijo claramente que no quería oír más palabras viles de su boca y que no tenía más que regresar a él (15,19). Y ello al final le pareció normal al profeta que la última palabra viniera de Aquél que había sido el primero. Le conocía suficientemente bien para saber que no era un Dios duro y autoritario, sino al contrario, Aquél que, a través de las peores pruebas, no dejaba «de amar con un amor eterno y atraerlo a él con fidelidad» (31,3), Aquél que amando experimentaba él mismo «estremecimiento en sus entrañas y un desbordamiento de ternura» (31,20).
Jeremías había sentido su llamada como si Dios lo hubiera «seducido» (20,7). No sabía lo que le sucedió, porque Dios lo había tomado por su lado vulnerable y él se dejó tomar.
Toda su relación con Dios permaneció marcada por esa aproximación. «La vulnerabilidad: puerta por la que, preferentemente, Dios puede entrar en nosotros», como dijo el Prior de la Gran Cartuja acerca del hermano Roger.


3. Jeremías permaneció desinteresado hasta el final. Nunca quiso sacar provecho de su vocación, nunca pretendió haber realizado bastante o tener en adelante el derecho de pensar en sí mismo. Cuando, tras la caída de Jerusalén, recibió un salvoconducto, podría haberse salvado o hacerse una situación honorable. No, su lugar estaba entre los pocos que se iban a quedar en Jerusalén, solidario hasta en su angustia. Imposible para él volver a tomar la vida que él había entregado. Le bastaba con saber que esa misma vida constituiría de ahora en adelante «el botín que Dios le concedía adonde iría» (45,5).
La experiencia prueba que es el desinterés que hace sólido a un ser humano – sólido y libre a la vez.
FUENTE :
www.taize.fr/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

miércoles, 20 de agosto de 2008

LA DIACONÍA EN LAS MUJERES.

La Diaconía de la las Mujeres
por Gloria Ladislao

Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. Se acercó, y tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirlos.

Mc 1,29-31

Este pasaje de la curación de la suegra de Pedro nos narra cuál fue la consecuencia de la curación: ella se puso a servirlos. ¿Cómo entender esta expresión? El verbo servir incluye todas esas tareas que también nosotros hoy calificamos como “servicio doméstico”: limpiar, lavar, cocinar, atender, servir la comida, y todas las tareas que cada uno y cada una puede agregar a la lista desde su propia experiencia. Ese servicio era hecho por esclavos o esclavas en las casas pudientes y por las mujeres en las casas pobres. El servicio de esclavos y de mujeres ha tenido siempre un aspecto en común: no se paga con dinero. El servicio doméstico ha sido considerado un trabajo de inferior categoría, “no calificado”. Si hasta se escucha decir: “Fulanita no trabaja, es ama de casa”, como si atender una casa no fuera trabajo.
Así leído el texto, nos puede parecer que la sanación dada por Jesús no trajo muchos cambios a la vida de la suegra de Pedro. Seguirá lavando, limpiando, haciendo la comida y atendiendo a la familia. Sin embargo, el evangelio nos lleva a mirar un poco más.

Lavar los pies
Todos recordamos el gesto de Jesús en la última cena: lavó los pies de los discípulos. Lavar los pies era una tarea que hacían los esclavos en las casas pudientes y las mujeres en las casas pobres. Lavar los pies del marido cuando volvía de la calle era una de las obligaciones de la esposa. Jesús se pone en ese lugar brindando el servicio que no se paga con dinero y que muchas veces ni siquiera se agradece, porque se da por supuesto que eso es lo que el esclavo y la mujer deben hacer. El servicio doméstico, uno de los trabajos peor considerados socialmente, es para Jesús la única prueba de que somos sus discípulos:
Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.

Jn 13,15

El Evangelio de Lucas nos cuenta que, también en la última cena, hubo una discusión entre los discípulos sobre cuál de ellos era el mayor. Entonces Jesús les dijo:
El que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor. Porque ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.

Lc 22,26-27

Una vez más, Jesús toma una situación de la vida cotidiana, de lo que pasa en cada casa a la hora de la comida. Uno sentado a la mesa, el amo o el padre de familia. Otro sirviendo: el esclavo o la mujer. Y Jesús decide ponerse en el lugar del esclavo y de la mujer. Jesús es el que sirve. Jesús no tiene problema en hacer “cosas de mujeres”.
Estas cosas de mujeres y de esclavos: limpiar una casa llena de tierra, atender las necesidades básicas de las personas, cocinar, lavar pies sucios, son para Jesús la nota que expresará si somos o no sus discípulos y discípulas.

Mujeres llamadas y servidoras
El evangelio no nos cuenta ninguna historia de vocación de mujeres, no nos dice cómo fueron llamadas. Pero sí deja claro que ellas se incorporan en la comunidad con la nota propia y distintiva de los seguidores y seguidoras de Jesús: sirviendo.
Para la suegra de Pedro, este servicio tiene ahora una nueva dimensión. Ya no es sólo para los de su casa, es para toda la comunidad. Así, los límites de la casa se ensanchan y esta mujer deja de estar circunscripta solamente a su familia y sus parientes; ahora entra en relación con toda una comunidad que reconoce su servicio.
En el evangelio aparecen otras mujeres con este rol de servidoras. No tenemos relato de vocación acerca de ellas, no sabemos la forma en que Jesús las llamó a integrarse en la comunidad. Pero sí sabemos que lo siguieron y lo sirvieron. Así va a caracterizar el evangelio al grupo de mujeres discípulas que llega con Jesús hasta el Calvario:
Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé, que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea; y muchas otras que habían subido con él a Jerusalén.

Mc 15,40-41

En griego, la palabra servicio se dice diaconía. La primitiva comunidad cristiana tuvo la experiencia de cuánto bien hacía a la vida cotidiana de los integrantes de la comunidad esta diaconía de las mujeres, como nos muestra este texto de San Pablo:
Les recomiendo a Febe, nuestra hermana, diaconisa de la Iglesia de Cencreas, para que la reciban en el Señor como corresponde a los santos, ayudándola en todo lo que necesite de ustedes; ella ha protegido a muchos hermanos y también a mí.

Rom 16,1-2

Durante los primeros siglos de la Iglesia, el ministerio ejercido por diáconos y diaconisas fue una de las formas en que las comunidades pudieron realizar el mandato de Jesús de servirnos unos a otros.

Para Conversar en grupo
¿Qué servicios realizamos en el ámbito donde estamos: casa, trabajo, iglesia? ¿Qué valoración tiene ese servicio?
¿Qué servicios hacen las mujeres de la comunidad que pueden ser calificados como diaconía? ¿Cómo valora la comunidad estos servicios?

Mirando el mapa de Palestina en tiempos de Jesús
La suegra de Pedro vivía en Cafarnaum, a orillas del lago de Galilea. Desde allí, muchas mujeres siguieron a Jesús hasta Jerusalén. Observemos ese camino y prestemos atención a los nombres de lugares conocidos que van apareciendo.
Ese es el itinerario que las mujeres servidoras hacen con Jesús.Para darnos una idea de lo que eran esos caminos, tengamos como dato que una caravana tardaba siete días en ir de Nazaret a Jerusalén.




Mapas de Palestina en tiempo de Jesús

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

PARTIR EL PAN, UN OFICIO CON PLAZAS DISPONIBLES.

PARTIR EL PAN - UN OFICIO CON PLAZAS DISPONIBLES.

SEÑOR JESÚS
que llamas a quien quieres,
llama a muchos de nosotros
a trabajar por ti,
a trabajar contigo.
Tú, que iluminas con tu palabra
a los que has llamado,
ilumínanos
con el don de la fe en ti.
Tú, que sostienes
en las dificultades, ayúdanos
a vencer nuestras dificultades
de jóvenes de hoy.
Y si llamas a alguno de nosotros
para consagrarlo todo a ti,
que tu amor aliente esta vocación
desde el comienzo
Y la haga crecer y perseverar
hasta el fin.
Así sea.

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

martes, 19 de agosto de 2008

DECÁLOGO DE LA FELICIDAD.

Decálogo
Felices los que son capaces de reírse de si mismos.Nunca dejarán de divertirse.

Felices los que saben distinguir una montaña de un montículo.
Se ahorrarán muchas inquietudes.

Felices los que son capaces de descansar y de dormir sin dar explicaciones.
Conseguirán la sabiduría de no depender de lo que pensarán los demás.

Felices los que saben callarse y escuchar.
Aprenderán cosas nuevas cada día.

Felices los que son lo suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio.
Los que les rodean lo apreciarán de verdad.

Felices los que están atentos a las llamadas de los demás, sin sentirse indispensables.
Los que les rodean lo apreciaran de verdad.

Felices los que saben tratar seriamente las cosas pequeñas y serenamente las serias.
Llegarán lejos en la vida.

Felices los que saben admirar una sonrisa y olvidar una mueca.
Su camino estará lleno de sol.

Felices los que son capaces de interpretar siempre bien una actitud de otro, aunque las apariencias engañen.
Pasarán alguna vez por ingenuos, pero la paz y el cariño exigen ese precio.

Felices los que piensan antes de actuar y piden ayuda a Dios antes de pensar.Evitarán un montón de tonterías.

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.