miércoles, 21 de enero de 2009

EL PAN DEL SERVICIO.

" El pan del servicio " .

" Si Yo que soy el Señor y Maestro les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo para que hagan lo mismo también ustedes. El siervo no es más que su señor, ni el enviado más que quien lo envía. Dichosos serán si, sabiendo esto, lo cumplen " ( Juan 13, 12 - 17 ).
Vivir la Eucaristía como servicio es un cambio total del sentido de jerarquía que se usa en el mundo. Dentro de la comunidad no puede haber personajes como los grandes y los jefes de las naciones que son señores y se hacen servir ( Mateo 20, 20 - 28 ; Marcos 9, 33 - 35 ; Marcos 10, 35 - 45 ).
Se trata de una actitud fundamental de servicio y humildad que debe estar presente en toda actividad de la comunidad cristiana. Así se transforma en comunidad de iguales ; en ella no hay mayores ni menores en importancia o dignidad, aunque si hay distintas tareas, carismas y ministerios ( Juan 13, 33 - 35 ; Hechos 2, 42 - 47 ; Hechos 4, 32 - 37 ;1 Corintios 12, 4 - 13, 13 ; Romanos 12, 9 - 18 ; Efesios 4, 7 - 13 ).
La actitud humilde de lavar los pies está movida por otra actitud más honda, que es la de acoger, ofrecer hospitalidad, entregar la propia persona. Lavar los pies era el acto simbólico de recibir en una comunidad de vida ( Juan 13, 1 -17 ; Lucas 22 , 24 - 27 ; Juan 12, 1 - 8 ; Lucas 7, 36 - 50 ).
Ninguna oración, ningún acto espiritual puede dispensar de hacer para todos el servicio de conseguir y distribuir el pan ; ninguna comunidad de Jesús puede quedarse tranquila y no realizar el trabajo, muchas veces fatogoso, de ganarlo y de llevarlo a la mesa de los hambrientos. La necesidad básica nos iguala a todos ; la satisfacción colectiva nos hermana. Desde una comunidad de solidaridad y servicio es posible volver a celebrar la Eucaristía con renovado sentido. Enronces la comunidad puede entonar el himno de acción de gracias y la alabanza.
La comunidad que lava los pìes a un mundo lleno de sufrimiento, es capaz de una inmensa alegría. En medio de las lágrimas y del dolor, los discípulos sienten renacer el gozo, porque Dios es fiel a sus promesas y nunca abandona a su pueblo
( Isaías 40, 1 - 11 ; Ezequiel 34, 1 - 16 ; Ezequiel 37, 1 - 14 ). Se hace posible entonces celebrar la fe, la vida, la lucha, la muerte... Este intercambio de experiencias da nuevos ánimos a la comunidad para, ya desde ahora, anticipar el final, luchando por la justicia en favor de los más marginados, y acercar la reconciliación definitiva ( 2 Pedro 3, 12 - 13 ). "

(de " Evangelizar con los símbolos : El Pan , Encuentros Catequísticos sobre la Eucaristía, Sacramento de la Comunidad ", Equipo Pastoral Claretiano, Ed. Claretiana ).

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