Salió Abraham a caminar por el desierto y no había más que arena.
Caminó muchos días y muchas noches. Aprendió a mirar lejos, muy lejos.
Sus ojos eran profundos como la Tierra Prometida que estaba al fondo del desierto después del último montículo de arena.
Se hizo su mirar largo como el horizonte.
Sabía pisar la tierra con la mirada colgada del infinito.
Plantaba cada noche la tienda del futuro sobre la arena fugitiva del presente.
Y gritaba cada mañana: ¡Tierra!, ¡Tierra!,como el navegante del océano perdido.
Y anunciaba día a día lo nuevo, y maldecía lo viejo.
Caminó Abraham hasta su muerte sin saber a dónde iba en busca
de la Tierra Prometida.Y llevaba consigo a cuestas la Tierra Prometida...
( PATXI LOIDI ).
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.
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