viernes, 16 de noviembre de 2007

AMMA MARIA (s. IV) - MADRES DEL DESIERTO.

AMMA MARIA (s. IV) - MADRES DEL DESIERTO.

La cultura de las Ammas de Egipto
A pesar de que todo el mundo habla de Pacomio como fundador de la vida comunitaria, en realidad cuando Pacomio organiza la vida cenobítica en la Tebaida en el año 320, las monjas del monasterio de Panápolis, eran más de cuatrocientas. Amma María (hermana de Pacomio) fue la fundadora de estos cenobios femeninos.

Amma María
Como las otras Ammas, también Amma María (hermana de san Pacomio) más que en la ascesis corporal, se fija en la pureza del corazón. Decía: "Si nos dicen sexo débil, tenemos que poner en Cristo nuestra fortaleza. No son los ayunos, sino la caridad encarnada en el amor fraterno, lo que apaga la soberbia de los egoísmos".
Quería que todas las monjas aprendieran a leer y a escribir. La biblioteca era un elemento importante en sus monasterios. Así entre las ammas también había copistas de pergaminos. Amma María, sin embargo, ponía todo el acento en la caridad fraterna. Tanto ella como Pacomio, imponían la limpieza del cuerpo, cosa innovadora, puesto que los monjes y monjas solían ir sucios, considerándolo como una fuente de ascesis.
Amma María procuraba que sus hermanas sintieran una gran reverencia por la plegaria. El fervor en la oración y por la Biblia, fue la característica de estas ammas. Cada día, al anochecer, las ammas se reunían para meditar la Biblia.
Los monasterios parecían pueblitos, ya que las ammas vivían en celdas independientes pero formando una sola aldea. La Capilla tenía diferentes edificios alrededor, agrupando a 30 o 40 ammas. Ellas tenían la costumbre de dormir en sillas bajas con la espalda muy inclinada, no en camas. El trabajo, las comidas y la plegaria, lo hacían en común. El silencio era riguroso, con el fin de mantener todo el día la plegaria del corazón repitiendo frases de la Escritura.
Se levantaban a las 2 de la madrugada, para empezar la oración. Las comidas consistían en pan, quesos, hortalizas, frutas y leche. Hacían dos comidas al día. Cada amma tenía destinada una letra del alfabeto para identificarse. La letra "yot" (la "y") la guardaban para las más humildes.
Según sus capacidades, se las destinaba a hilar, coser, hacer cestos o sandalias... El trabajo se hacía dentro del cercado del monasterio, pero algunas veces salían para pasar días orando en la soledad del desierto.
Sólo celebraban la Eucaristía los domingos, mientras que rezaban el Oficio por la mañana, mediodía y atardecer, y de noche hacían la gran "sinaxis" (= asamblea) de las vigilias. Recitaban los 150 salmos en un solo día. Dionisio Areopagita habla de tres símbolos en la vida monástica femenina: la renuncia al mundo, el corte del pelo y la "vestición", con un vestido más ordinario y pobre, constituido por una capucha (kukol) que escondía la cabeza rapada, una túnica (kalovi), y encima una capa (mafori).
En el siglo V, el monacato femenino egipcio se extendió mucho (se habla de unas 20.000 monjas).
Alejandría quedó rodeada de monasterios con miles de monjes y monjas.

El monje Shenute
y las ammas pacomianas
Hace falta tener en cuenta la obra de Shenute entre las monjas (entre los años 334-434).
El monje Shenute tomó las riendas del Monasterio Blanco, de Atripe (de unas mil monjas) y lo alejó de la orientación pacomiana. Él fue un monje enérgico, pero con poco tacto: introdujo rigurosas normas de clausura. Sin embargo, es conocido y apreciado por su espléndida biblioteca, con más de 1.100 papiros, escritos en copto (la lengua del Egipto cristiano).
Los primeros códices fueron descubiertos en 1946 en la ciudad de Nag Hammadi, a unos 100 km. de Luxor (Egipto). La biblioteca recoge papiros de los años 340-350. Son escritos de tendencia gnóstica, con secretismos, y presentando la salvación por medio del conocimiento. Es conocida la influencia del gnosticismo en el Egipto monástico. Entre los evangelios, el más conocido es el de Tomás. Se han encontrado también 6 Apocalipsis, algunas plegarias y varios tratados sobre el Bautismo y la Eucaristía. Incluso obras paganas, como un fragmento de "La República" de Platón. Algunos textos son traducciones coptas de escritos de épocas anteriores. La importancia de Nag Hammadi para el cristianismo primitivo, es semejante a la de Qumram de cara al judaísmo.

Amma Isidora
El tema de los "locos de Cristo" es muy corriente entre el monaquismo antiguo, y Amma Isidora, amante de la humildad, fingió estar loca, y sus hermanas se lo creyeron. Iba siempre descalza, con la cabeza tapada, y se alimentaba de las sobras de la comida de las otras. Nunca tuvo un gesto de impaciencia, ni hirió a nadie, ni murmuró, a pesar de ser muy incomprendida y maltratada, incluso con violencia. Decían las ammas que "era como un cordero llevado al matadero".
Un día, mientras el venerable Pitero, un anacoreta que vivía en Porfiles, cerca del Mar Rojo, estaba en oración, se le apareció un ángel que le dijo: "¿Por qué tienes vanidad de tu virtud? Ve al monasterio de Tabennesis y verás a una mujer, con un trapo en la cabeza, que es más virtuosa que tú". Pitero fue al monasterio, y todas las monjas salieron para ver a aquel monje que tenía tanta fama de santidad. Al notar que faltaba ella, Pitero pidió verla, pero las monjas dijeron que estaba loca; a pesar de eso, ante la insistencia de Pitero, la fueron a buscar y la tuvieron que traer a la fuerza, porque ella se negaba. Al verla, el anciano le pidió la bendición. Entonces ella se arrodilló para que fuera él quien la bendijera. Las monjas le reiteraron que estaba loca, pero él les contestó: "Ustedes y yo sí que somos locos, pero ella es una verdadera Amma, y yo pido a Dios que el día del juicio sea encontrado tan digno como ella". Entonces a las monjas se les abrieron los ojos del corazón, y le pidieron perdón por cómo la habían tratado. Después Isidora, no pudiendo soportar las alabanzas, una noche se escapó hacia el desierto, sin que nunca nadie supiera nada más de ella.
Amma Alejandra, nació en 350, era sirvienta de una familia rica, pero abandonó Alejandría a causa de su belleza, y se fue a vivir cerca de unos sepulcros que había en el desierto. Fue una verdadera Amma, dando consejos a todos los que la visitaban. Decía Amma Alejandra: "Sólo Dios sabe lo que es bueno. Para mantener la alegría, hay que vivir esperando la muerte, con confianza". Amma Talida fue abadesa del célebre monasterio de Antinol, donde acogió a muchas muchachas de la nobleza egipcia. Decía: "La mejor plegaria es la unión con Cristo, y querer hacer en todo su voluntad".

Ammas fuera de Egipto
Dicen los Padres armenios que las mujeres, con su sentido del deber y su sabiduría, han sido beneficiosas para los monjes. La intuición y delicadeza femenina, les ayudó a avanzar por el camino de la bondad. De muchas Ammas nos ha llegado poca información. Sabemos que algunas fueron "didáscalas" o guías espirituales, y también diaconisas.
En Siria encontramos a Basianilla, mujer de un comandante de aquella región, y en Antioquía, a la diaconisa Sabiniana, tía de Juan Crisóstomo, mientras que en Cesarea vivía la Amma Juliana, que hospedó a Orígenes durante 2 años.
De Amma Talis se dice que había conseguido la "apatheia", o sea la paz inalterable del espíritu. Cuando ya llevaba 80 años de ascetismo, vivían con ella casi un centenar de jóvenes. Acostumbraba a decir: "Todo lo que pasa de la medida justa es malo. La perfección se encuentra en la humildad y el silencio. No quieras adquirir la paciencia abusando de la virtud de otro. La severidad, la intransigencia y la dureza no cambian al prójimo, ya que no es con el demonio que se sacan los demonios". De Amma Basa de Palestina, habla Cirilo de Escitópolis, en la biografía de Eutimio, el maestro más estimado por las ammas palestinas. Basa fue una abadesa muy piadosa de un monasterio que fundó cerca de Jerusalén. También fundó un monasterio de monjes. La emperatriz Pulqueria, hermana de Teodosio, aconsejada por san Cirilo de Jerusalén, procuró que estos monasterios no cayeran en la herejía del arrianismo. La sabiduría y santidad de la abadesa Basa era comparada a la de Eutimio.
( Quinto Regazzoni ).
FUENTE : www.chasque.net/umbrales
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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