miércoles, 7 de noviembre de 2007

LA LENGUA.

La Lengua.
Todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabras, este es varón perfecto, capaz también de refrenar su cuerpo.
He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan y dirigimos así todo su cuerpo.

Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas por impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.
Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡Cuan grandes bosques enciende un pequeño fuego!

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua esta puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

Porque toda la naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;
Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.

Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a semejanza de Dios.
De una misma boca proceden bendición y maldición.

Hermanos míos, esto no debe ser así.

¿Quién es sabio y entendido entre vosotros?
Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
PARA MEDITAR : Santiago 3, 1- 18.
( DAMARIS VOGEL ).
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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