domingo, 7 de octubre de 2007

AMMA MACRINA- LAS AMMAS DEL DESIERTO.

AMMA MACRINA (330-380)
Las Ammas del desierto
Siguiendo el ejemplo de santa Tecla de Iconio (que como hemos visto fue la primera mujer mártir, llamada también "apóstola"), muchas mujeres cristianas se marcharon al Desierto y fueron llamadas "madres del desierto" (ammas, femenino de Abbas = Padres). Ellas empiezan a llenar el desierto en el año 250, pero "sin hacer ruido". Como los grandes acontecimientos que cambian la historia, aunque a menudo pasen desapercibidos.

Recordar la historia, nos hace conscientes de todo lo que hemos recibido de muchos hombres y mujeres que ni siquiera conocemos, pero que nos han dejado el precioso legado de sus vidas. Dice San Juan Crisóstomo: "si visitas el desierto de Egipto encontrarás a una multitud de mártires y de vírgenes que tienen aquí sus celdas".

- Amma Macrina la Joven es considerada la primera Amma (Madre) del Desierto de Turquía (año 380). Era nieta de Sta. Macrina la Vieja (mártir en la época de Diocleciano, s. III), y discípula de San Gregorio, el Taumaturgo
(= sanador). Macrina la Vieja tuvo que huir al desierto con su marido, durante la persecución. Murió en el año 350.

Esta familia de "santos" vivía en el Ponto, cerca del Mar Negro, llevando una vida ascética y pobre, a pesar de ser de clase acomodada. La nuera de Sta. Macrina la Vieja, también fue santa, y es venerada con el nombre de Sta. Emelia. Tuvo 10 hijos. La mayor, Macrina la Joven, recibió de Dios la capacidad de armonizar la actividad y la contemplación. Ayudó a su madre en la educación de sus hermanos. Tres de los hermanos también serán santos: Basilio, Gregorio de Nisa y Pedro de Sebaste. Pedro, el menor, fue educado exclusivamente por Macrina. Debemos la "Vida de Sta. Macrina" a la pluma de su hermano S. Gregorio de Nisa, en agradecimiento a todo lo que ella ha hecho por él, a quien llama su "segunda madre, fuerte, benevolente, y maestra de su vida".
La joven Macrina estaba muy compenetrada con su madre, Emelia, y cuando ésta ya era viuda, la convenció de convertir a su hogar en un monasterio, llevando vida monástica junto con sus sirvientas, sin que hubiera ninguna distinción entre ellas.

A diferencia de los monjes de Egipto, el monacato capadocio (actual Turquía) era más culto, y las austeridades eran menos severas que las de los monjes coptos y sirios. Podía haber influido también el paisaje: la dureza del desierto de Egipto no tenía nada que ver con la belleza de las orillas del río Iris, donde estaban los monasterios de Asia Menor. Cuando Basilio el grande inició la vida monástica (356), el monasterio de su hermana Macrina ya era floreciente.

La última plegaria de Macrina, antes de morir fue: "Tú, Señor, me has quitado el miedo a la muerte. Yo sé que nosotros somos de barro, y que Tú ahora lo devuelves a la tierra. Pero después harás que este barro se revista de inmortalidad."

Al morir ella, todas las monjas lloraban diciendo: "se ha extinguido la lámpara de nuestros ojos...".

Entre las monjas conocemos los nombres de la diaconisa Lampa-dion, que era maestra de coro, y de Veciana, una viuda noble que la amortajó. El obispo Araxios, con todo el presbiterio, fueron al entierro de Macrina (380). Su fiesta se celebra el 19 de julio.

Otras Ammas

Teodoreto de Ciro en la "Historia de los monjes", junto con la vida de 23 monjes, nos explica la vida de 3 monjas: Mara, Cirina y Domnina. Entre los Padres, dice Teodoreto, también a estas 3 Ammas se les puede aplicar el calificativo de "renunciantes", porque para seguir a Cristo hace falta renunciar a otros intereses, para llegar a la pureza del corazón y conseguir la plegaria contínua, fundamentada en el amor. Las Ammas practican, sobre todo, esta oración del amor. Dicen: "Quien ama, recordando siempre al Amado, descubre su Palabra en la soledad y el silencio". Según ellas: "es mejor vivir con la gente y desear la soledad, que llevar una vida solitaria y desear constantemente la compañía."

- Amma Synclética es la más famosa de las Madres del Desierto. Su vida se escribió poco después de su muerte. Anterior a este escrito, sólo está la vida de Sta. Macrina (del 380) y las actas de los Mártires.
Synclética abrazó la vida solitaria, en tiempo de S. Antonio. Su nombre quiere decir "asamblea celestial". Hija de Macedonia, fue a vivir con su familia (1 hermana y 2 hermanos) a Alejandría, en ese entonces una gran ciudad cosmopolita, la mayor del Imperio, después de Roma.

A pesar de ser de una casa acomodada, quería vivir según las enseñanzas de Sta. Tecla (ver Umbrales n.176). Por eso evitaba las conversaciones, para permanecer en la profundidad interior. A pesar de que amaba las penitencias como medio para fortalecer su vida en Dios, obraba con tanta discreción que nadie notaba sus renuncias.

Al morir sus padres, abandonó su casa, dio sus posesiones a los pobres, y, junto con su hermana ciega, se fue a vivir al Desierto, cerca de un sepulcro. Como lo hizo todo con mucha humildad, bien pronto la rodearon muchas jóvenes discípulas. Algunas vivían en comunidad con ella, y otras solas. Cuando las discípulas le preguntaban sobre el camino de salvación, ella acostumbraba a responder: "si quieren instruirse, vayan a la Fuente, Cristo".

Su doctrina está muy centrada en el amor, de donde proviene todo, y adonde va todo. Según ella el amor es doble: dar y recibir. Y enseñaba a mantener el alma libre, en medio de las riquezas espirituales. A los 84 años murió víctima de una enfermedad, que soportó con gozo.

Tenemos 27 apotegmas (dichos famosos) de Amma Synclética. Presentamos algunos de ellos:

1- Se puede vivir solo en la multitud, y vivir con la multitud estando solo.

2- Al principio del camino hacia Dios hay dificultades, pero después se llega a un gozo inefable.

3- Cuando pases dificultades alégrate de que Dios te visite, y no dejes de cantar. La ascesis consiste en dominarse en el sufrimiento y continuar dirigiendo a Dios acciones de gracias.

4- Si las ventanas de tu casa están abiertas, entrarán los ladrones y te robarán todo (quiere decir que debemos cuidar nuestra vida interior, sin exhibicionismo).

5- Por la medida y la discreción, conocerás si tu ascesis viene de Dios o de tu orgullo.

- Amma Sara se retiró (a finales del s. III), cerca de Escete (al lado de Alejandría) y durante 60 años estuvo en una celda cerca del Nilo. Un día el demonio quiso hacerla caer con la vanagloria y le dijo provocativamente: "Sara, tú me has vencido". Pero ella le respondió: "Te ha vencido Cristo que vive en mí". Así, Amma Sara permaneció siempre humilde.
Se cuenta que en una ocasión en que 2 anacoretas de fama la visitaron para que les diera un buen consejo, ella respondió: "yo no soy más que cualquier mujer esforzada y tenaz, fundamentada en Cristo. Él es mi Roca". El deseo de Amma Sara era ser olvidada por todo el mundo, a fin de que su centro fuera sólo Cristo. Demostrando una gran libertad interior, afirmaba: "lo que yo quiero es mantener el corazón libre para Dios. Tenemos que hacer buenas obras, pero no para ser alabados por los demás, sino para gustar a Dios".

- Amma Teodora fue una mujer culta y con conocimientos teológicos, de finales del s. IV. Como Sara, vivió cerca de Alejandría. Tenía una gran penetración psicológica, y era muy delicada y prudente. Mientras los apotegmas de los Padres se centran más en la ascesis, la renuncia y la penitencia, Amma Teodora, igual que las otras Ammas, pone más atención al vivir en Cristo a través de las Escrituras y del camino de la liberación interior, para descubrir el Dios Misericordioso que es Padre y Madre. Las sentencias de Teodora están llenas de sabiduría, decía: "Ni la rigidez de la observancia monástica, ni las austeridades corporales, nos salvan, sino la humildad sincera". Un día Abba Teófilo le preguntó qué quería decir "redimir el tiempo", y ella le respondió que era "aprovechar todo lo que te pasa, para transformarlo en bien... Si te hacen una injuria, aprovéchala para ser humilde y penitente. Así el tiempo se convierte en una ganancia". Según ella ni la ascesis, ni las vigilias, ni nada nos salva, sino la humildad sincera, que proviene de un auténtico conocimiento de uno mismo.
( Quinto Regazzoni ).
FUENTE : www.chasque.net/umbrales
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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