Santísima Virgen María: advocaciones e intercesión
Inmaculada, Dolores, Asunción, Carmen, Mercedes, Pilar, Soledad, Rosario, Consuelo... son todos nombres de una sola mujer.
Las advocaciones y nombres de la Virgen son tan numerosos como los nombres de Cristo: María, Madre de Dios, Virgen Santa, Nuestra Señora...
En España, el nombre de María ha sido cambiado por las innumerables advocaciones y devociones: Concepción, y sus variaciones, Inmaculada, Dolores, Asunción, Carmen, Mercedes, Pilar, Soledad, Rosario, Consuelo, para citar algunos ejemplos.
María es el nombre de muchas localidades francesas y alemanas. María, Santa María, es el nombre de todas las iglesias de los monjes del Cister, todos los monasterios benedictinos, unos setecientos desde la Edad Media, están dedicados a María.
También encontramos advocaciones por oficios y advocaciones marineras, Domina Maris, Stella Maris...
El dominico Pedro de Udine, compuso un conjunto de flores con las iniciales del nombre de María, margarita (perla), adamas (diamante), rubinus (rubí), iaspus (jaspe), amethistus (amatista). Cinco piedras preciosas como símbolo de María.
En Italia, la Madonna, y en Oriente, diferentes denominaciones: Virgen Reina, Reina de las Reinas, la Brillante...
Una mujer discreta
Pero los Evangelios hablan muy poco de María. Sólo encontramos breves referencias, aunque esenciales. En la Anunciación, la aceptación de ser la Madre de Dios; en la Visitación; el Magníficat, un canto de humildad y de alabanza a la grandeza de Dios, en las Bodas de Caná, y al pie de la Cruz, como Madre y Corredentora con Cristo, y también en diferentes enseñanzas de Jesús.
La explicación es clara, para algunos santos y Padres de la Iglesia, no era necesario hablar o escribir sobre la Madre de Dios, es la Madre de Dios y eso basta, eso lo llena todo.
Hablar de María y representar a María, aparecerá hacia el siglo V en Siria.
El culto mariano parece tardío porque los primeros cristianos comenzaron venerando a los mártires, a los que habían derramado su sangre por la fe. Más tarde, los teólogos vieron a la Virgen como mártir, como corredentora con Cristo, por eso se la empezó a representar en siete de las catorce estaciones del Via Crucis, porque son los Siete Dolores de la Virgen.
Consideraciones aparte, el culto a la Madre de Dios se inició oficialmente en el Concilio de Efeso en el año 431. Hacia el siglo VI, hubo en Occidente una tendencia antifeminista que despreciaba lo femenino, y hubo que esperar hasta el siglo XIII para que el monaquismo defendiera las advocaciones de la Virgen y extendiera el culto mariano por todo Occidente, “Salve, Sancta Parens, sub qua cistercius Ordo militat et toto tanquam sol fulget in orbe”. Salve, Madre Santa, bajo la cual la Orden del Cister combate y brilla como el sol en el mundo entero.
Aparecerán los relicarios de la Virgen y las fiestas marianas para conmemorar su gloria todo el año, La Inmaculada, la Natividad, la Anunciación, la Visitación, la Purificación, que coincide con la Presentación en el templo, la Asunción, los Siete Dolores, la Expectación del Parto, la Virgen del Rosario, y otras advocaciones posteriores como la Virgen de las Nieves, la Virgen de la Merced, la aparición de la Inmaculada en Lourdes, la Virgen de Fátima, la Virgen de Montserrat, y varios centenares de nombres de María por todo el orbe.
Cito algún ejemplo: Loreto, Virgen del Carmen, de la Academia, Santa María y sus decenas de variaciones, Guadalupe, Altotting en Baviera, Nuestra Señora de la Peña en Colombia, Matarieh, en Egipto, María Auxiliadora, Banneux, en Bélgica, Nuestra Sra. del Socorro, en Nueva Orleáns, la Siembra, en el rito sirio-maronita, el Santuario caldeo de María la Pura, la Merced, de la Oración, en Francia, la Inmaculada, en Méjico, Altagracia en la República Dominicana, Ntra. Sra. de Belén, Yang Chow, en China, La Paz, Pazaislis, en Lituania, Bandra o del Monte, en Bombay, India, Copacabana, en Bolivia, Ntra. Sra. de Cocharcas, de Caima y de Chapi, en Perú, Virgen de la Paloma, en Madrid, la Antigua, la Virgen de Tchernigov y de Tolga, en Rusia, Ntra. Sra. de África, de la Victoria, delle Grazie, Ntra. Sra. de Lanka...y una lista interminable de santuarios y advocaciones.
A la Virgen se le dedican infinidad de santuarios, se realizan peregrinaciones, se le atribuye el patronazgo de países, provincias, oficios, aparecen centenares de himnos marianos, libros de Horas, hasta que en el Renacimiento y Humanismo aparecerá una corriente anti-mariana, superada por la Europa Barroca y por los territorios católicos, Italia, Bélgica, Francia, Portugal España y todos los territorios americanos, muy ricos en le culto mariano y en las tradiciones religiosas unidas a la Virgen María.
Dos tendencias: Oriente y Occidente
Aunque breve, conviene una distinción entre Oriente y Occidente. En Oriente, Bizancio, se sigue la tradición de las catacumbas de Priscila, con figuras de orantes, la Virgen en Majestad, imágenes y advocaciones de Ternura y de Intercesión y Protección.
En Occidente, se representa la Inmaculada, la Virgen con el Niño, (en Majestad, la Virgen de la Ternura), la Virgen de los Dolores, de la misericordia y del Rosario.
A nivel doctrinal, pronto aparece en la tradición apostólica y en las diferentes fórmulas, la figura de María y sus atributos de Pureza, Maternidad y Virginidad. ¿“Creéis en Jesucristo, el Hijo de Dios, que nació de la Virgen María por obra del Espíritu Santo”? son fórmulas bautismales sacadas del rito romano hacia el 215. Esta es la fórmula del Concilio de Éfeso, que define la Encarnación, la Virginidad y la Maternidad por obra del Espíritu Santo. Era el año 431. El II Concilio de Constantinopla defendió en el año 553, la Maternidad Divina de María.
El Magisterio de la Iglesia ha sido rico y abundante en la doctrina sobre la Virgen, estudiando y definiendo los dogmas con rotundidad y contundencia, para que no hubiera ninguna duda.
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entre María (Maia Mongestern) y Jesús (Jim Caviezel)
En el Antiguo Testamento encontramos diferentes referencias y símbolos desde el Génesis, 3, 15. Isaías 7,14-16. Miqueas 5,2-3. Jeremías 31,32. En el Cantar de los Cantares, en el profeta Ezequiel.
El Papa Pío IX se expresaba así en su bula “Ineffabilis Deus” en la que definía solemnemente el Dogma de la Inmaculada Concepción:
“Este eximio y sin par triunfo de la Virgen y excelentísima inocencia, pureza, santidad y su integridad de toda mancha de pecado e inefable abundancia y grandeza de todas las gracias y virtudes y privilegios lo vieron los mismos Padres de la Iglesia en el arca de Noé, que, providencialmente construida, salió totalmente salva e incólume del común naufragio de todo el mundo”... Siguen narrando la escala de Jacob, la zarza de Moisés, la torre inexpugnable, el huerto cerrado, la ciudad de Dios, todos son símbolos de María la Madre de Dios, símbolos “con los que los Padres enseñaron que había sido vaticinada claramente la excelsa dignidad de la Madre de Dios, y su incontaminada inocencia, y su santidad, jamás sujeta a mancha alguna”.
María, la Madre del Señor, es una fuente constante de inspiración para los artistas, por su Piedad, Pureza, Ternura, Fidelidad, Prudencia, Silencio, Oración, Interioridad, Alegría, Generosidad, Belleza interior y exterior, Maternidad, Bondad... Una fuente inagotable de inspiración, que podemos constatar a lo largo de la historia del arte de todos los tiempos, con creaciones definitivas que marcan una visión y unos valores que permanecen para siempre.
( JOAQÚÍN PALLÁS ).
FUENTE : www.forumlibertas.com/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.
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