SAN ALBERTO HURTADO SJ se encuentra con niños del pabellón de Colina, inaugurado el día 04 de Febrero de 1.952.
Todos tenemos la experiencia de lo que nuestra familia ha significado en nuestra vida. En ella hacemos nuestros primeros aprendizajes. Allí aprendemos a sonreír y a recibir ternura. Allí aprendemos a convivir y amar. Allí damos nuestros primeros pasos, miramos el mundo y nos relacionamos con Dios.
* La educación en el hogar se ha de hacer más por lo que el padre hace que por lo que dice, más por la vida que muestra que por las palabras que enseña, más por lo que es que por lo que tiene. Ser y hacer, vivir y enseñar son verbos diferentes y los primeros son mucho más valiosos que los segundos. Es casi nula una educación que no se basa en el ejemplo.
* Hay un punto fundamental para que el hogar sea realmente una escuela, y es el ambiente de un gran idealismo en el hogar. Si no hay ambiente de idealismo generoso no habrá vida honesta, porque no habrá fuerza para aceptar el sacrificio que supone la honradez de la vida.
* Hay que aprovechar esos hermosos años de la niñez y juventud para hacer entrar en todas formas en el alma, abierta entonces como nunca a todas las grandes causas..., el espíritu de generosidad, la ambición de dar.
* Los trabajos domésticos son elementos preciosos para apreciar el esfuerzo humano, para comprender en forma intuitiva el esfuerzo de los demás, y al propio tiempo echan por tierra el prejuicio de carácter humillante de los trabajos domésticos.
* El niño desde pequeño ha de ser educado con sentido social.
* Descubrir en los demás la parte bella.
* Aquellos que nunca han tenido alguien que se fíe de ellos no han visto brillar la más bella estrella de su vida. Podrán decir a sus padres y educadores, con razón: hubiera sido diferente si alguien hubiese tenido fe en mí.
FUENTE : www.laicosignacianos.cl/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.
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