lunes, 29 de octubre de 2007

PARÁBOLA.

PARÁBOLA.

JESÚS EN LA SINAGOGA DE NAZARET.
Todos vivimos en casas. Unas son pequeñas y otras son grandes. Pero estas casas, grandes y pequeñas viven dentro una gran casas que es el mundo. Un mundo que cuando fue creado era para que todos fuéramos felices.

Surgieron unas personas que comenzaron a ser egoístas: sólo pensaban en si mismas y en como se podrían hacer ricos. Tener dinero, pantalones, camisas y zapatillas de marcas era muy importante para ellos. Poco a poco este mundo que era sólo uno se dividió en dos: el mundo de la abundancia y el mundo de la miseria

El mundo de la abundancia era pequeño comparado al mundo de la miseria. En el mundo de la abundancia la gente tenía de todo: Casas con habitaciones para los niños y los adultos, televisión, electricidad, agua potable. Los niños y los mayores podían divertirse: Iban al cine, tenían juguetes, hacían excursiones e incluso tenían vacaciones. Y comida tenían muchísimo. Algunos niños y adultos de tanto que tenían incluso tiraban la comida a la basura. La gente de este mundo podía ir a la escuela, al colegio y a la universidad. Así se preparaban para tener un buen trabajo. Aunque estas personas tenían de todo sentían que les faltaba algo. Decían que eran felices, pero se sentían vacíos. Había algo que no estaba bien.

Una persona del país de la abundancia, descubrió un libro muy antiguo en una casa muy grande. Este libro había sido escrito por Dios. Dios decía a través del libro que para ser feliz de verdad habría que hacer unos cambios importantes dentro de las personas que vivían en el mundo de la abundancia para que no existiera el mundo de la miseria, sino solamente un mundo, como lo fue desde el principio de la creación.

El hombre se decidió hacer unos cambios. A todas la personas que se encontraba, les animaba a cambiar y les leía lo que Dios decía en el libro que había encontrado: “Convertíos a mí de todo corazón, rasgad los corazones y comenzad a cambiar el mundo de la miseria en un mundo diferente”. Les decía que Dios pedía que cada año, durante cuarenta días se dispusieran en hacer un cambio, para cambiar el mundo de la miseria y el mundo de la abundancia en un sólo mundo. Muchos niños y adultos comenzaron a hacer estos cambios

El hombre entonces, decidió ir a conocer el mundo de la miseria. Pero necesitaba llevarles algo. El no sabía que llevar. ¿Vosotros me podrías decir qué cosas podría llevar al mundo de la miseria para ir cambiándolo?.
( Autor desconocido ).
FUENTE : www.pazybien.org/materiales/Textos/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.
.

No hay comentarios: