miércoles, 19 de septiembre de 2007

JOEL, EL PROFETA QUE ANUNCIÓ EL DÍA DE YAHVÉ


Joel, el profeta que anunció el "Día de Yavé"
Es muy poco lo que sabemos de Joel, parece que sus oráculos hay que situarlos en la época de crisis del Reino de Judá después del exilio (400 años antes de Cristo). El profeta comienza su breve libro (sólo 4 capítulos) anunciando el juicio de Dios y la invasión de un ejército poderoso y terrible.

La catástrofe y la invasión de las langostas
¿De qué habla? Han habido distintas interpretaciones. Algunos piensan que se trata de un anuncio de la venida del ejército babilonio que invadirá el Reino de Judá y dará origen al exilio. Pero la mayoría de los comentaristas hablan de que el profeta está describiendo una plaga de langostas que asolará el país. Lo que ocurre es que la invasión de las langostas es comparada poéticamente con una invasión armada de un ejército poderoso y terrible (ver Joel 1,1-20 y 2,1-11).
Esta catástrofe asola el país y deja a todos en la miseria. Por supuesto que enseguida surgen las preguntas y los cuestionamientos. ¿Por qué Dios permite esto?
La respuesta del profeta es muy clara. Son los pecados de Israel los que han retirado la protección de Dios y han provocado esta catástrofe. Israel ha violado la Alianza y debe hacer penitencia y convertirse de sus pecados.

La penitencia
"Dice Yavé: Vuelvan a mí con todo su corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Rasguen su corazón y no tanto sus vestiduras. Vuelvan a Yavé su Dios, porque Él es bondadoso y compasivo; le cuesta enojarse, y grande es su misericordia, él envía la desgracia, pero luego perdona. ¡Quién sabe si volverá atrás y nos perdonará, y hará producir de nuevo a nuestros campos, para que podamos sacar de ellos ofrendas para Yavé!
Toquen la trompeta en Sión, promulguen un ayuno sagrado, y llamen a Consejo. Congreguen al pueblo, reúnan a los ancianos, y hagan que todos se purifiquen. Traigan también a los pequeños, y a los niños de pecho, y que los recién casados dejen su cama.
Que en el patio del Santuario lloren los sacerdotes, ministros de Yavé y digan:
¡Yavé perdona a tu Pueblo y no lo entregues al desprecio y a la burla de las naciones! ¿Acaso permitirás que los paganos digan: ¿Dónde está tu Dios?" (Joel 2,12-17)
Este texto nos describe como se hacía una celebración penitencial en el antiguo Israel, pero nos hace ver que todos estos ritos no tienen sentido si no son sinceros, por eso la exhortación del profeta: "rasguen su corazón y no tanto sus vestiduras" nos habla de la auténtica conversión, exigencia clave en muchos de los antiguos profetas de Israel.
La penitencia debe traducirse en una verdadera y auténtica actitud de conversión. Hay que obrar con justicia y lamentar sinceramente el daño causado.
Joel resalta que todo el pueblo debe sentirse responsable de la injusticia y el pecado que lo ha alejado de Dios.
El profeta no condena las prácticas externas de duelo y penitencia que eran comunes en su época pero aclara que son inútiles y mentirosas si no van acompañadas de un sincero arrepentimiento y concretas actitudes de cambio de vida.
Jesús insistirá también en este punto (ver Mt 6,16-18).

La promesa de salvación
Joel anuncia luego de esto, que el Señor se acordará de su pueblo y lo perdonará.
Dios es compasivo y no abandona a Israel. Promete entonces una era de prosperidad que hará olvidar la miseria vivida anteriormente (Joel 2,18-26).
La segunda promesa que el profeta realiza es muy importante, porque habla del Espíritu Santo. Su promesa es citada en el Nuevo Testamento, porque los primeros cristianos vieron el cumplimiento de esta profecía en el día de Pentecostés en Jerusalén (año 30 d.C.) cuando tiene lugar la primera predicación pública de los discípulos de Cristo luego de la Resurrección de Jesús (He 2,15-41).
He aquí la promesa: "Yo derramaré mi Espíritu sobre cualquier mortal. Tus hijos e hijas profetizarán, los ancianos tendrán sueños, y los jóvenes visiones. Hasta sobre los siervos y siervas, derramaré mi Espíritu en aquellos días. Dejaré ver señales en el cielo y en la tierra, habrá sangre, fuego y nubes de humo.
El sol se cambiará en tinieblas, y la luna en sangre, cuando se acerque el Día de Yavé, grande y terrible.
Entonces serán salvados, todos aquellos que invoquen el Nombre de Yavé" (Joel 3,1-5).
El Espíritu Santo provocará una renovación interior en los israelitas, pero no sólo en ellos, sino en todo hombre y mujer de este mundo. La salvación no se limitará al Pueblo elegido sino a todos los seres humanos.
Aquí notamos la profunda intuición del profeta: él parte de la descripción de un hecho cotidiano que afecta las cosechas como una plaga de langostas para mostrarnos que es el Señor el dueño de la historia. Todo lo que ocurre está previsto en su plan de salvación, aunque se nos escape muchas veces el sentido de los acontecimientos y de la historia.
Joel nos invita a mirar este mundo, no como algo definitivo sino como algo que pasará para dar lugar a un mundo nuevo y eterno, edificado de acuerdo a la Palabra y la Voluntad de Dios.
La Historia puede resultarnos contradictoria e incomprensible en su vastedad y complejidad, pero es el proyecto de Dios el que se realizará al final.
Por eso Joel recomienda a Israel dos actitudes que son esenciales para poder sobrevivir y ser ciudadanos del mundo definitivo: humildad y espíritu de conversión.
Humildad para reconocer que no podemos comprenderlo todo, y espíritu de conversión para volver al Señor que es la única razón para tener esperanza. No ponemos nuestra esperanza ni en las fuerzas ni en los proyectos humanos sino en el Señor.
¿No resulta profundamente actual este mensaje?

El día de "Yavé"
Joel es posiblemente el primer profeta que elabora la noción del fin de la historia, del día del juicio. Concepto que nosotros tenemos incorporado en nuestro Credo; cuando hablamos de Cristo Resucitado decimos: "...desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y su Reino no tendrá fin."
Pero esta idea que surge de la revelación no fue tan fácil de elaborar y de creer.
El profeta recuerda que la historia tendrá una conclusión final. Y afirma que este día será un día grande y terrible, será el día en que Dios haga por fin justicia a su Pueblo, a los pobres que en él confiaron. De ahí las descripciones apocalípticas que se tejen en este libro, como las señales en el Cielo, los montes que se conmueven, etc.. Son imágenes que volvemos a encontrar, por ejemplo, en el libro del Apocalipsis o en los discursos de Jesús sobre el establecimiento definitivo del Reino de Dios (ver Mt 24, Mc 13 o Lc 21).
Son imágenes que no describen cataclismos físicos, sino traumáticas y profundas instancias de cambio en la historia de la humanidad, que



desembocarán en el día del juicio, en el que Dios pondrá todo en claro y al descubierto y hará justicia.
Eso no exime al creyente de buscar la justicia y la verdad aquí y ahora, pero anima nuestra esperanza, ante la pobreza e imperfección de la justicia humana. Sabemos que nada escapará a la mirada del Señor y a su justicia.
Para quien rechaza al Señor, el "Día de Yavé" será terrible y doloroso, pero para los creyentes que esperan en el Señor, será un día glorioso y luminoso, puesto que traerá la alegría y la vida que no conoce el ocaso (Joel 4).
Eduardo Ojeda

FUENTE : www.chasque.net/umbrales/
ENVIÓ : Patricio Gallardo V.

2 comentarios:

mipensar dijo...

Que buen comentario se hace de este profeta, muy completo e interesante. Estaba buscando algo, ¨ mejor dicho,¨ permítame explico. Todos los martes en la noche tengo un grupo de muchachos son aproximadamente 40; y que nos reunimos para tocar temas sobre nuestra espiritualidad católica y el tema que le toca exponer a una de las chicas es sobre este profeta.
Si bien hace referencia al día de Yave en el AT se debe traer al NT desde el punto de vista actual teniendo como pueblo de Dios nuestra Iglesia, bueno es muy interesante el estudio que hacemos. Gracias. Mil gracias y que Dios los bendiga
CER

mipensar dijo...

Que buen comentario se hace de este profeta, muy completo e interesante. Estaba buscando algo, ¨ mejor dicho,¨ permítame explico. Todos los martes en la noche tengo un grupo de muchachos son aproximadamente 40; y que nos reunimos para tocar temas sobre nuestra espiritualidad católica y el tema que le toca exponer a una de las chicas es sobre este profeta.
Si bien hace referencia al día de Yave en el AT se debe traer al NT desde el punto de vista actual teniendo como pueblo de Dios nuestra Iglesia, bueno es muy interesante el estudio que hacemos. Gracias. Mil gracias y que Dios los bendiga
CER