Anaceli Villa
Cuando todo era caos informe e inerte,cuando brotó la vida y apareció la muerte,cuando el ente pensante me unió a su suerte,como testigo fiel estaba yo presente.
Corro con el riachuelo, canto y río, soy eco del grito, del dolor y del llanto
el murmullo más suave y el loco delirioque ahoga en el océano su quebranto.
Quien me busca me encuentra, respondo al que me llama,calmo la sed hiriente del que bebe en mi fuente,el hambre del hambriento que de veras me amay soy luz en las sombras de quien clama doliente.
Habito en las soledades del desierto, clamo angustiado tras el suspiro del enfermo,aunque olvidado en las oscuridades del destierro, vigilo en las noches y en el día no duermo.
Vivo en la ternura de una madre,en la límpida mirada de un infante,en el abrazo cálido de un padre,soy como el ardiente beso del amante.
Soy del poeta el lenguaje y la palabra,del pintor el color, la inspiración y el arte,del escultor el cincel que la obra labra, del filósofo, fuego que en su pecho arde.
¿Sabes quién soy?No soy el tiempo, ni la belleza, ni el arte, tampoco el ser, el espacio o la muerte.Existo antes, con y después de la palabra,y escuchará mi voz quien su puerta abra. Mi existencia da sentido al lenguaje,al amor, a la creación, al pensamiento,detengo de la inspiración el instante,inmortalizo en la obra el sentimiento.
SOY EL SILENCIO
PARA MEDITAR : Génesis 1, 1 - 2, 4 ; 1 Reyes 19, 1- 16 ; Proverbios 8, 1 - 9, 6.
ENVIÓ: Patricio Gallardo V.
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