miércoles, 12 de septiembre de 2007

ALGO PARA PENSAR Y ORAR...

Algo para pensar y orar ...


Cuando Jesús habla sobre cómo cuidar a "los pequeños", incluye entre éstos a sus propios seguidores. En muchas partes del mundo la Iglesia es en verdad una presencia pequeña, apenas detectada. Jesús no desea que sus misioneros, incluso sus obispos y el Papa, se preocupen del honor y del respeto. ¿Tengo dudas sobre esto? ¿Pienso que la Iglesia debería buscar una presencia fuerte y notoria, capaz de influenciar sus ideas en debates públicos? La historia nos muestra situaciones en que se buscó coercionar la forma de vida de los pueblos, en el nombre de la religión.
¿Cómo se aplica esto con las palabras de Jesús de ser la levadura del mundo, germinando silenciosamente, permaneciendo fiel a su propio sabor, como la sal? Esto no es sencillo. Deseamos proclamar a Dios ante las gentes, y procurar que nuestra voz sea escuchada. Pero cuando buscamos ese camino como hacen los publicistas, corremos el riesgo de comprometer la Palabra, y adaptar valores distintos a los de Cristo.
Señor, ¿qué quieres de mí, ser la luz o la levadura, brillar en público o trabajar en la penumbra? Dame la capacidad para cumplir el rol que me asignes. Guíame, Señor, en este difícil equilibrio entre ser la luz del mundo y la levadura invisible.
-Pido la gracia de creer en lo que podria llegar a ser y hacer, si solo le permitiera a Dios continuar su obra en mi­.Dejar que El, quien me creó y me ama, continúe creándome, guiándome y dándome forma
- El saber que Dios me ama sin condiciones,me permite ser honesto/a conmigo mismo/a.Cómo ha sido mi último día? Cómo me siento ahora?Comparto mis sentimientos abiertamente con el Señor.
- Dios nos habla a cada uno, separadamente. Necesito estar atento(a) para escuchar lo que me quiere decir. Leo el texto varias veces... luego escucho.


Lucas 6, 27-38 :
"Yo les digo a ustedes que me escuchan: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan. Al que te golpea en una mejilla, preséntale también la otra. Al que te arrebata el manto, entrégale también el vestido. Da al que te pide, y al que te quita lo tuyo, no se lo reclames. Traten a los demás como quieren que ellos les traten a ustedes. Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Hasta los malos aman a los que los aman. Y si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué gracia tiene? También los pecadores obran así. Y si prestan algo a los que les pueden retribuir, ¿qué gracia tiene? También los pecadores prestan a pecadores para que estos correspondan con algo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande, y serán hijos del Altísimo, que es bueno con los ingratos y los pecadores. Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará; se les echará en su delantal una medida colmada, apretada y rebosante. Porque con la medida que ustedes midan, serán medidos ustedes».

ENVIÓ : Patricio Gallardo V.

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